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AMALGAMA

Teoría de las colas

Si vemos el actual ejemplo de Venezuela, son inacabables, y la obtención de productos, aun soportando incomodidades y tiempo para recibir miserias, es irrisoria

En matemáticas, la teoría de las colas se aplica al comercio y la industria, a la ingeniería para modelos que resuelvan la demanda de varios servicios que confluyan en un mismo servidor productivo, al transporte y la logística para distribuir sin atascos los servicios y bienes, y a las telecomunicaciones para resolver la congestión de las redes. Pero hoy vamos a ver cómo la visión política puede terminar dando una explicación realmente asombrosa a un fenómeno como el de las colas. La disciplinas de cola se pueden atender con diferentes órdenes sistemáticos: first in first out, last in first out, service in random order, o processor sharing, es decir, primero en entrar primero en salir, o último en llegar primero en ser atendido, atención aleatoria, o servicio a todos. En estadística es muy socorrida la curva de Poisson para modelizar el comportamiento de, por ejemplo, las colas en las llamadas telefónicas o las visitas a un comercio o servicio determinado. Si vamos a una aplicación práctica, las colas y su fluidez, o la eficacia en gestionarlas, son la representación de la eficacia del sistema. Vulgo dicho: a colas más grandes, mayor ineficacia del sistema, y mayor enfado en los usuarios o clientes. Una de las características de los sistemas comunistas o comunitarios es el de las enormes colas de sus ciudadanos para ser atendidos en cualquier servicio que se precise. Lo mismo ocurre en los sistemas populistas que aplican políticas de izquierdas radicales que erradican la oferta de los servicios por parte de la iniciativa privada, espoleada siempre por un egoísmo natural que hace, para ser competitivos y llegar al máximo beneficio, mejorar la calidad y cantidad de los servicios o productos. Pero toda esta teoría la resuelve de un plumazo la visión política. Si vemos el actual ejemplo de Venezuela, las colas son inacabables, y la obtención de productos, aún soportando incomodidades y tiempo para recibir miserias, es irrisoria, mostrándose así el fracaso de este sistema. Lo que hoy día vemos es consecuencia de un periplo más largo. Pues bien, a principios de 2014 el sistema comenzó a decaer por el colapso de la producción y los problemas de restricción monetaria que impidieron la importación de bienes extranjeros. Fue por entonces cuando el periódico Correo del Orinoco entrevistó a Íñigo Errejón, como asesor del régimen de Chávez y politólogo, quien dio una singular explicación acerca de la formación de las colas en las farmacias, los supermercados y todos los comercios en general. Las respuestas de Errejón fueron: "Hay más dinero disponible", a consecuencia de la democratización, pues "ahora la gente puede consumir más". Y seguía: "Desmercantilizando necesidades ha liberado renta para otras cosas; al garantizar la educación y la salud, la gente tiene más dinero disponible para dedicarlo a otras cosas, como el consumo". Y su explicación antimatemática: "Hay un marco interpretativo que trata de asociar colas con burocracia, ineficacia y escasez. Es verdad que con mejor funcionamiento institucional hay menores colas; hay instituciones del Estado que han reducido las colas, pero hay que recordar que en algunos países no hay colas porque no todo el mundo puede. Te vas a un gran almacén y no hay cola porque la gente no puede; hay cosas que están limitadas. Lo que pasa es que siempre ves los anaqueles llenos, a rebosar, y poca gente para la mucha mercancía que hay". Explicaba Errejón que las colas para la demanda de televisores había que estudiarlas en relación a que las neveras preservan la comida, las cocinas sirven para cocinar, las lavadoras para lavar, pero la televisión "no satisface una necesidad inmediata", de donde la demanda de televisiones por los venezolanos en aquella época no se debía a la previsión de una escasez, sino a "una necesidad de verse a sí mismos con mayor estatus". ¡Ave María Purísima!

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