Dieciocho millones de abejas y tres toneladas de miel fueron la parte visible de los haberes atesorados por Sue Hubbell una vez que decidió cambiar la costa Este por una granja semirruinosa del Medio Oeste. Hubbell (1935) había estudiado biología y periodismo en California, trabajaba como bibliotecaria en una afamada universidad de la Providence lovecraftiana y, tras años de activismo, le atraían más las enseñanzas de Thoreau que la sociedad de consumo. Así que, en 1972, se instaló junto a su marido en las montañas Ozarks. Fue el inicio de un proceso de descubrimiento de las complejas relaciones entre los seres vivos. Estación a estación, la narración que Hubbell hace de su inmersión en los espacios abiertos resulta tan apasionante que Un año en los bosques se ha vuelto faro que alumbra el camino hacia el decrecimiento.
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