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cómic

Los miedos del futuro

'Frecuencia global', de Warren Ellis, recorre doce inquietantes historias de ciencia ficción en un estilo claro y revolucionario

Esta obra es un soplo de aire fresco para la novela gráfica actual. Y lo es debido a su apuesta por la simplificación y su huida de cualquier tipo de barroquismo. Aunque el argumento de Frecuencia global pudiera hacernos pensar lo contrario, su autor, Warren Ellis, ha concebido un cómic que huye de las complejas estructuras y los análisis sesudos que exhibe ese género llamado ucronía que tanto éxito ha tenido en este género de unos años a esta parte. Aquí, el autor de The Authorithy, nos muestra doce historias que se desarrollan en una tónica siempre frenética e irresistible que atrapan al espectador. Sucesos que se inician y acaban de forma sencilla y asequible, con el tema de la Guerra Fría como telón de fondo, y que identifica mejor que ninguna otra el estilo del prolíficos guionista británico.

Ellis elaboró un trabajo formado por historias autoconclusivas que albergaran toda su visión pesimista acerca del modo en el que los avances científicos y tecnológicos afectan a las relaciones sociales. Un trabajo que rehúye deliberadamente de la narración descompresiva para proporcionar al lector una única historia cuyo nudo y desenlace lo atrape de forma hipnótica. Pero es que, además, cada uno de estos capítulos exhiben un nivel de imaginación dentro de la propia ciencia ficción pocas veces ha alcanzado, unido a una credibilidad a pruebas de bombas a través de la aparición de todo tipo de personajes pintorescos, con los único protagonismos fijos de Miranda Zero y Aleph. Cada número está ilustrado por un artista diferente. Y cada uno aporta su personalidad propia, por lo que también sirve como interesante análisis sobre el momento que atraviesa este género en Norteamérica. Así en los episodios Cabeza nuclear y Noria, los dibujantes Garry Leach y Glenn Fabry aportan, respectivamente, el lado más ortodoxo de la nueva estética de DC, con líneas perfectamente definidas y con un ambiente barroco. Invasivo, de Steve Dillon, exhibe un dibujo chillón que se acerca por momentos a la escuela centroeuropea, aunque sea precisamente la historia más truculenta de todas. Los 100 del cielo de Roy Allan Martínez acoge todo tipo de técnicas que convergen en un collage realmente cautivador. En Cielo grande de Jon J. Muth el estilo cambia radicalmente con un dibujo entre el manga y la escuela de Brian Wood. Sin embargo, los momentos más brillantes surjan en los minuciosos y finales Superviolencia de Tomm Coker, Aleph de Jason Pearson y Arpón de Gene Ha. Todos ellos con el exquisito trabajo de David Baron como colorista.

Frecuencia global gira alrededor de una organización de inteligencia dirigida por la enigmática Miranda Zero y guiada desde la sombra por una joven hacker conocida como Aleph. Un total de 1001, agentes desperdigados por todo el mundo, intervienen cuando las situaciones críticas así lo requieren. Instantes que además de resultar extremadamente delicados, desafían las más básicas nociones de la lógica: hombres convertidos en armas esotérico-biológicas, cyborgs, virus alienígenas, sectas, extraños avistamientos o terroristas, en otra obra realmente imprescindible.

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