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Partitura lunática

Les Baxter se sacó de la chistera el lounge espacial en 'Music out of the moon', disco dominado por el sonido del theremín

Partitura lunática

Como vivimos embarcados en el pasado, cada poco la industria discográfica propicia nuestro reencuentro con viejas obras que ahora aparecen nimbadas con el prestigio de lo añejo. No hay grabación antigua que no haya abierto nuevos caminos, advertido insospechadas sonoridades o intuido el advenimiento de un cambio de estética. En este estado de cosas, la creación verdaderamente meritoria, la admirable, es la que ha escapado a cualquier operación de rescate, la que resultó tan contingente que el tiempo le ha pasado por encima como una apisonadora inmisericorde. A menudo es en estos discos donde se nos insinúa mejor y más sincero el arte, limado del ademán hueco y los redobles de la obra trascendente

De una de estas deliciosas nulidades les vengo a hablar. En Music out of the moon (1948) el director de orquesta Les Baxter creyó avistar la melodía del futuro, y sin embargo lo que legó a la posteridad -a una posteridad tenue y cicatera, todo sea dicho- fue una radiografía de la reblandecida música popular estadounidense de su época. Un tanto de jazz blanqueado, un mucho de coros hollywoodienses y la inquietante presencia del theremín -aquí a veces violín tembloroso a veces mosca zumbona-, sobre el que recae el exotismo que debía conferir a la música el empaque espacial del que alardea el título.

El disco tuvo en su momento una acogida entusiasta, aprovechando con astucia las posibilidades técnicas que se incorporaban en ese tiempo a la reproducción de sonido. Las composiciones de Harry Revel y la pericia del doctor Samuel Hoffman como consumado intérprete del ingobernable theremín redondean el triunvirato de una grabación que hoy, más que lunar, se despliega encantadoramente lunática ante nuestros oídos.

Casi 70 años después de parida, la experiencia sonora que nos propone Music out of the moon no sugiere ya una misteriosa emanación sonora selenita. Se antoja bastante más anclada en la tierra de lo que su responsable nunca pudo imaginar, transparentando un esqueleto a menudo reconocible en otros trabajos propios y ajenos.

Por ejemplo, Lunar Rhapsody es una remodelación más o menos velada, más o menos afortunada, de la partitura del filme Laura, de David Raksin, de la que logra recoger su atmósfera vaporosa. Lunette imagina una danza mecida por la cadencia de un ingrávido vals, mientras que Mist o'the moon no es más que buen swing para combo, envalentonado por el omnipresente muro de voces y el vuelo thereminiano. Más interesante resulta Radar blues, con un piano que, en efecto, logra inscribir inflexiones blueseras en el contexto que propone el registro.

A Les Baxter le bastaron cuatro o cinco años más para convertirse en el gran mago de la música lounge. Maestro en la evocación de paisajes exóticos a través de los altavoces del estéreo, el director de orquesta refinaría su capacidad de sugerencia y rebajaría la grandilocuencia en posteriores grabaciones, reconocidos clásicos del género. Pero todo empezó aquí, en este paseo lunar algo torpe y trastabillado. El subgénero espacial llegó a adquirir carta de naturaleza dentro del batiburrillo del lounge y Les Baxter no dudó en revisitarlo una década después en Space escapade, armado con mejores herramientas creativas y tecnológicas.

En cuanto a Music out of the moon, la figuración baxteriana no acertó a trazar el huidizo rostro de la música lunar, pero habló con elocuencia de las ensoñaciones de su tiempo y nos mostró su andamiaje. Hasta la portada, que retrata a una mujer sobre unas sábanas que fingen la accidentada superficie del satélite, es una curiosa muestra de arte pin-up. Pocos discos hay más decididamente 1948 que éste.

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