De Pascal Rabaté sólo conocíamos hasta hace poco en nuestro país la tetralogía Íbicus, en la que adaptaba, con un estilo gráfico hermoso y único, la novela homónima de Alexis Tolstoi. Pero la reivindicación que, de un tiempo a esta parte, se ha hecho de este magnífico autor francés ha dado lugar, por fin, a la publicación de su obra maestra. Un gusano en la fruta, editado originariamente en 1997, está ambientado a comienzos de los años sesenta en la pequeña población de Restigné, y en ella Rabaté realiza un profundo y complejo retrato de la campiña francesa con un aire indudablemente ligado al realismo de Stendhal o Balzac. Con un trazo en blanco y negro claro y minucioso, la obra muestra la parte oscura de este paisaje idílico con sus rivalidades, conflictos sin resolver y rencores .