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AMALGAMA

Dies irae

Tan pronto se esfumaron las esperanzas de que la ultraizquierda tuviera posibilidades de tomar el poder, docenas de simpatizantes comenzaron a insultar a los mayores en las denominadas redes sociales, llamando a la aniquilación de los viejos como representantes de clase

No vamos a hablar aquí de si el líder de Podemos, como Julio Anguita, es o no es el archipámpano de la izquierda, veleidad política que, como la del estafermo que ocupa en funciones el poder, se verá solucionada en breves meses. Ese vodevil de lo prosaico, por lo pronto, nos entretiene. Vamos, sin embargo, a analizar los efectos que, sobre la masa, tiene el que gane o pierda un partido y, sobre todo, sobre la masa joven. Tan pronto se esfumaron las esperanzas de que la ultraizquierda tuviera posibilidades de tomar el poder, docenas de simpatizantes comenzaron a insultar a los mayores, en las denominadas redes sociales, llamando a la aniquilación de los viejos como representantes de clase. Las expresiones sacadas de Twitter y Facebook, las redes norteamericanas de internet utilizadas por la masa, eran literalmente: "Cuándo se mueren los viejos que votan al PP?", "Ojalá se mueran todos los putos viejos de mierda y los putos pijos fachitas que votan al PP", "Mira así lo digo, me cago en la puta vida de todas las putas viejas y viejos que votan al PP", "Hoy he visto a tres putos viejos cogiendo papeletas del PP. Creo que nunca he mirado con tanto asco a nadie", "Viejos votando brexit, viejos votando al PP? yo veo claro dónde está el problema", "Qué ganas de que pasen 20 años y se mueran los putos viejos que siguen votando al PP la verdad", "Haber (sic) si recortan todo en sanidad y todos los putos viejos se mueren ya y el PP se queda sin putos votantes de mierda", "Putos viejos de mierda y catetos de pueblo votando al PP, siguen hipotecando nuestro futuro, a ver si la palman ya", "Hay que eliminar las pensiones a ver si los viejos la van cascando". Ramiro Ledesma, intelectual fascista español, propuso excluir de la Falange a los mayores de 45 años. Arthur Herman, en La Idea de decadencia en la historia occidental, llamaba la atención al periodo de principios del siglo XX, en el que se atravesó un momento, cíclico, como en el que estamos entrando ahora: "la generación de Spengler deseaba abrirse paso hacia una nueva realidad a través de aquello que veía como sofocantes convenciones y tabúes burgueses. Se puso en boga hablar de brecha generacional: para salvar el mundo, escribió un joven nietzscheano, se requería una insurrección de los hijos contra los padres". Pues justo en esa fecha se popularizó el libro del escritor Walter Hasenclever, El Hijo 1914, donde el hijo ansioso de libertad se enfrenta al despotismo de su padre, se va con una prostituta a conocer las pasiones y al regreso a su casa mata al padre y, entonces sí, accede al amor de una mujer y funda una religión universal para la unión de los seres humanos. Otro ejemplo, más reciente, está en la conocida obra de Adolfo Bioy Casares, Diario de la guerra del cerdo, de 1969. En esta novela se narra la historia de un jubilado, Isidro Vidal, en Buenos Aires, que se despierta un día y ve que todos los jóvenes han decidido atacar a los ancianos, matando a algunos de ellos. La descripción de Bioy Casares de los viejos es la de repugnantes, egoístas, cobardes y lascivos, y la de los jóvenes es de violentos e irracionales, que cometen sus actos sin saber muy bien por qué: "En esta guerra los chicos matan por odio contra el viejo que van a ser? matar a un viejo equivale a suicidarse? la muerte hoy no llega a los cincuenta sino a los ochenta años, y ? mañana vendrá a los cien? Se acabó la dictadura del proletariado, para dar paso a la dictadura de los viejos". En fin, Walter Hasenclever se suicidó en el campo de concentración nazi Le Milles. Y otro judío polímata, Georg Steiner, acaba de explicar: "Soy firme partidario de la eutanasia. Los viejos destruimos a veces la vida de los jóvenes que tienen que cargar con nosotros? no tenemos ya recursos para mantener en vida a tanta gente senil o demente, va contra la felicidad de mucha gente, no es justo".

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