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cómic

Una luz en la negrura

Las aventuras de 'Zot!' surgieron como una reacción, en los ochenta, al pesimismo que dominaba en el cómic americano

Durante la década de los ochenta proliferaron los cómics que recogían duras historias callejeras, muchas veces relacionadas con las drogas y repletas de violencia. Y cuando los guionistas imaginaban el futuro lo hacían casi exclusivamente a través de ficciones distópicas que plasmaban una humanidad que trataba de sobrevivir tras el Apocalipsis nuclear o en una sociedad totalitaria. Por si fuera poco, estas visiones siniestras, eran dibujadas con un feísmo gráfico tan extendido que llegó a ser sinónimo del desencanto de la década.

En medio de todos estos cantos de sirena que atraían a los jóvenes navegantes que surcaban el océano de la cultura pop de los ochenta, convenciéndoles de algo que el punk resumió en "no hay futuro", surgió un cómic que supuso todo lo contrario. No en vano su título era una exclamación de asombro, porque eso fue lo que causó, un sentimiento generalizado de estupefacción, se trataba de Zot!

Este sencillo epígrafe encabezaba el cómic de 1984, el mismo año elegido por George Orwell para situar una civilización sin esperanza en su célebre novela. La obra fue creado por Scott McCloud, un dibujante norteamericano, por entonces desconocido, pero que con el tiempo ha sido reconocido como un ensayista y teórico fundamental del noveno arte. McCloud buscaba lanzar una alternativa optimista a la tendencia violenta y sombría que prevalecía en el cómic de su país, y como era de esperar, fue cálidamente acogido por el público cansado de la dirección cada vez más triste de las historietas de superhéroes. El resultado fue que se publicaron treinta y seis números hasta 1990.

Zot es el héroe de un mundo paralelo en el que se han cumplido las profecías de los escritores de anticipación científica como Julio Verne. Por eso, cuando visita nuestro mundo, se encuentra con una humanidad desesperanzada e inquieta acerca de su futuro, representada por el personaje de Jenny.

La diferencia entre estos dos caracteres constituye el tema principal del cómic y, como no podía ser de otra forma, se manifiesta en todos los ámbitos, desde la ciencia y la técnica, hasta los espejismos de la sociedad del ocio, pasando por el sexo, los problemas de la adolescencia, la intransigencia, el desencanto y por supuesto el porvenir.

La diferencia entre ambos mundos produce una previsible reacción en los personajes. Jenny quiere las ventajas del planeta paralelo, mientras que Zot desea enfrentarse a los retos de la imperfecta Tierra. El dibujo de Scott McCloud es sobrio, pero claro y nítido, de una gran finura y elegancia. La clave para averiguar su origen está en el movimiento que infunde a los personajes y la candidez de los trazos, porque Zot! fue creado bajo la influencia de Osamu Tezuka, con lo que ha pasado a la historia como uno de los primeros cómics americanos en recibir la influencia del manga japonés. Esta reedición supone recuperar lo que supuso un rayo de luz en la negrura.

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