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AMALGAMA

La migración del clítoris

Caemos en el error del materialismo histórico de que todo se explica por la economía y el acaparamiento de las plusvalías

La migración del clítoris

Hace unos días, el 16 de julio concretamente, me tropecé con un mensaje de Twitter de una tal Anastasia, con el símbolo feminista, que defendía: "No a los lácteos. No a la explotación de ninguna fémina. El consumo de lácteos es machismo. Los productos lácteos se obtienen de la explotación de animales hembra, principalmente vacas y cabras, que son nuestras compañeras, y no debemos permitir que esto siga ocurriendo". Con anterioridad, hace ya unos pocos meses, me había tropezado con defensores animalistas que consideraban que esquilar las ovejas es maltrato animal y propugnaban que a los óvidos se les proporcione un producto químico que haga que se les caiga el pelo, para no tener que sufrir el embate de los malvados humanos.

Se trata de la exageración racional, del desarrollo memético, de una idea, sin contextualizarla en el medio, un raciocinio propio de las religiones monoteístas, que por eso mismo, son mono, de pensamiento único, "verbi gratia": simplísimas. O simplonas. Utilizando un desarrollo racional categorial más elaborado nos encontramos con un artículo del Journal of Molecular and Developmental Evolution, que se ha publicado con el título The Evolutionary Origin of Female Orgasm, de los investigadores Mihaela Pavli ev (de Yale University) y Günter Wagner (Cincinnati), del 31 de julio pasado, quienes han llegado a una conclusión, en el marco de las disciplinas bioevolutivas y, hay que añadir, una conclusión descriptivamente taxonómica y anatómica, o sea, una teoría hipotetizada exclusivamente sobre la base del desarrollo de los órganos físicamente visibles. Una especie de spinozismo exacerbado y, entendemos, errado, manco, cojo. La tesis es la siguiente, según manifestó Pavli?ev a la revista Scientific American: "Mientras que el orgasmo masculino tiene una misión clara en la reproducción, que es la transferencia de esperma, no existe tal función en las mujeres. Las mujeres pueden quedar embarazadas sin tener un orgasmo", y su compañero Wagner sigue: "Hay una pieza clave en este rompecabezas: algunas mujeres no llegan al orgasmo en sus relaciones sexuales. Si tuviera una función biológica clara, el mecanismo debería ser más efectivo". El camino racional de estos investigadores, en base a la disciplina bioevolutiva, es que, originariamente, el orgasmo tenía lugar dentro de la vagina y desencadenaba la ovulación de forma directa, pero ahora los beneficios se supone que son distintos y de orden psicológico. En tiempos pretéritos, en efecto, las hembras humanas, se hipotetiza, serían como las del resto de los mamíferos, ovulaban a través de la copulación, y no existían dos funciones separadas, el orgasmo por un lado y la ovulación por otro lado. De aquí se deduce que, una vez se incorporó la ovulación espontánea, guiada por los climaterios, el orgasmo femenino dejó de correlacionarse con el acto reproductivo, y hoy en día ambas funciones conviven separadas. Sí que ha quedado incólume la descarga endocrina de las hormonas prolactina y oxitocina, que coadyuvan la ovulación mamífera. Simultáneamente a esto, el clítoris pasó de estar en el interior del canal vaginal a estar fuera del canal vaginal. Y claro, aquí la interpretación de los científicos en cuanto al porqué es ninguna. Misterio. El misterio indica que la teoría global está mal planteada, es desequilibradamente materialista y anatómica. Es la clásica ciencia del "ceteris paribus".

Una vez más caemos en el error clásico en el que cayó el materialismo histórico, pretender que todo se explica por la economía y el acaparamiento de las plusvalías. Los seres son más complejos que esto, y ahora estamos, de un lado, con loquilandias cual Espartacos liberadores de que las vacas y las cabras sean ordeñadas, y de otro lado, con loquilandios científicos que pretenden que el clítoris migra y se califica de inútil porque no va correlacionado a la reproducción. Somos máquinas, máquinas biológicas, pero no tan simples, ni tan materiales. Las miradas simples provocan ideas simples, y el universo es complejo.

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