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CONTRA LOS PUENTES LEVADIZOS

Colores prohibidos

El actor y compositor Ryuichi Sakamoto en 'Feliz Navidad, Mr. Lawrence'. LA PROVINCIA / DLP

No siempre coinciden las grandes bandas sonoras con las películas importantes. Sin duda que Feliz Navidad, Mr. Lawrence, dirigida por Nagisa Oshima, es un buen ejemplo de lo contrario, puesto que al cabo de los años ambas, película y partitura, ocupan un lugar importante en la historia del cine. La partitura de Ryuichi Sakamoto, quien también participó como actor junto al cantante David Bowie, fue uno de los pilares de apoyo del éxito de la película, por eso en octubre, concretamente el día 21, será reeditada por Milan Records con nueva portada, tras publicarse por primera vez en 1983. La originalidad de su composición, en especial el tema principal Forbidden Colours, dio un vuelco a la carrera musical de Sakamoto, que de la noche a la mañana se convirtió en el centro de la demanda de directores como Bernardo Bertolucci, Oliver Stone y Brian De Palma, entre otros.

Y eso que Sakamoto no las tenía todas consigo, porque de niño no se encontraba con el ánimo suficiente para llevar a cabo ninguna disciplina artística: "En la actualidad la música es mi profesión. Pero ¿por qué? Ni yo mismo lo comprendo. No es que pensara voy a ser músico. Al contrario, desde que era niño, eso de pensar en qué sería, en qué quería ser, me parecía muy extraño. En la escuela primaria nos dijeron: Escribid qué queréis ser de mayores? Tras pensarlo bien escribí: Nada". Iba todavía a primaria cuando Sakamoto descubrió la música de Bach y Beethoven, fruto de sus tempranas clases de composición. Pero sería Debussy, el músico impresionista francés, el hacha que realmente consiguió romper el mar helado que llevaba dentro, hasta el punto de estudiar de manera enfermiza sus partituras.

Feliz Navidad, Mr. Lawrence fue un éxito notable, pero no se percibió como un producto para todos los paladares. Es más, el extraordinario nivel de tensión homoerótica e intimidad física (aunque sin llegar a la carnalidad explícita de El imperio de los sentidos), hizo que la película de Oshima fuera perseguida o prohibida en muchos países. Por supuesto la historia resulta intachable desde cualquier posición de empatía con la homosexualidad: en ningún momento se trata de explicar o patologizar la orientación sexual del capitán Yonoi (Sakamoto), que sufre un verdadero vía crucis a causa de la atracción que siente por un prisionero de guerra, el comandante Jack Celliers (David Bowie).

De ahí los Forbidden Colours (colores prohibidos) del tema principal, cuyo título está sacado de una novela del escritor Yukio Mishima, Kinjiki, que en japonés significa literalmente "color prohibido", eufemismo utilizado para referirse a la homosexualidad. Feliz Navidad, Mr. Lawrence concede al espectador una serie de placeres específicos: el cuerpo de David Bowie, observado con delectación por Sakamoto; la sensación de que es el personaje de Bowie quien mantiene la superioridad; y la visión de un mundo rígido y estricto, incapacitado por la represión de unos códigos ancestrales, anacrónicos y anticuados, que sólo la partitura musical de Sakamoto y el dueto con el cantante británico David Sylvian, en clave de pop ochentero, consiguen dulcificar: "Mi amor viste colores prohibidos / Mi vida cree en ti nuevamente".

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