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AMALGAMA

Deporte y dopaje

El dopaje es la extensión de la capacidad humana, estudiando productos alquímicos que posibilitan sacar el mayor partido al poder físico

Deporte y dopaje

El deporte se ha considerado como una de las tareas que no son un fin sino un medio en la actividad humana. Si hablamos de la velocidad en los 100 metros lisos, buscamos de entre los humanos del planeta aquellos que son capaces de recorrerlos en menos de 9 segundos, a pesar de que si la comparación lo es con un guepardo, o un felino, el récord estaría siempre de la parte del animal, y el humano no pintaría nada. Entiendo que deporte implica inmiscuirse en la tarea. El deporte como superación no debe ser como la política, espectáculo que juegan unos pocos a los que elegimos unos muchos que sólo tenemos derecho a ver qué hacen los elegidos y aguantarlos. El deporte nace de un concepto más humanista en el que el deportista se involucra y queda absolutamente claro que si, por ejemplo, vemos un partido de fútbol y observamos a veintidós jugadores haciendo ejercicio táctico y estratégico con un balón, también hemos de observar que quienes están fijos ante el televisor, con barriga, chupando güisqui y emitiendo alaridos, no son precisamente deportistas, sino protagonistas de un espíritu gregario equivalente al del "panem et circem" de los antiguos romanos, con catarsis y sin martirios. Existen estudios en revistas científicas que han establecido ritmos biológicos detrás de las denominadas olas que se producen entre los espectadores de los campos de fútbol, que han llegado a la conclusión de que equivalen al batir de las alas de las aves o el movimiento de las langostas o el caminar de las hormigas cuando acometen acciones en manada. Y no vayamos a creer que el que se fijen a un televisor otros tantos espectadores, normalmente con barrigas grasas y bebedores de alcohol, no es, asimismo, un efecto gregario y cercano al cerebro reptiliano. Y en este punto de la cuestión es donde extraña la manía de los comités de los distintos deportes que, habiéndose vuelto más legalistas que naturalistas, persiguen el dopaje como un delito. El dopaje es la extensión de la capacidad humana, estudiando productos alquímicos que posibilitan sacar el mayor partido al poder físico. Si esta fiebre puritana hubiera llegado antes, casi todos los récords habidos, tendrían sus deportistas que haberlos devuelto. Si se quiere deporte puro lo es consigo mismo, con cada cuerpo frente al mundo, no frente al espectáculo. El espectáculo es un negocio. Y un negocio del que chirría que verdaderos ingenieros de la física corporal como los médicos que son capaces de estudiar los ritmos biológicos para sacar sangre y depurarla volviendo a introducirla en el momento justo que el esfuerzo lo requiere, o de otros científicos que saben qué química necesita un cuerpo para conseguir un objetivo determinado, en vez de ser considerados genios sean perseguidos por otros que se dedican justamente a hacer lo mismo pero a la contra y "ad maiorem gloriam" de los comités que tienen sus particulares negocios y se gradúan generando delitos de risa, pues no puede haber delito contra el propio cuerpo. Si se quiere pureza, déjense de espectáculos

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