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Entrevista a Alan E. Smith

"Hice literatura en español por la obra de Pérez Galdós"

"Hoy creo que ya sí se le valora, y en estos momentos Galdós es parte del discurso poético, novelístico, incluso político nacional", asegura el Catedrático de la Universidad de Boston

"Hice literatura en español por la obra de Pérez Galdós"

Estos días se ha dedicado a promocionar el libro Correspondencia de Galdós, un amplio volumen que recoge gran parte de las cartas que envió don Benito a sus amigos y a sus amantes. Para esta entrevista, nada mejor que quedar en una librería en el centro de Madrid, a dos pasos de Ópera, del Teatro Real, territorios que adora porque los ha podido ver en las imágenes que describe el escritor canario en varias de sus novelas.

¿Por qué le gusta tanto Benito Pérez Galdós?

Yo conocí a Galdós cuando tenía 18 o 19 años en un curso en Estados Unidos y leímos un par de novelas suyas. Me di cuenta desde el principio de que estaba ante una voz clara, ante una visión del mundo basada en la tolerancia, en el diálogo con el otro. Así que el impulso ético de Galdós me ganó enseguida. El ritmo de su prosa y de sus argumentos. Me parecieron consecuentes, hermosos. Y ya me quedé prendado de Galdós.

Usted nació en Costa Rica, pero es norteamericano. Le quedaba más cerca toda la amplia y rica literatura que se escribe en América Latina, pero usted prefirió la española. Resulta curioso ¿no?

Sí, la verdad es que fue por Galdós. Me hubiera dado igual, si él hubiera sido argentino, hubiera estudiado literatura argentina, si hubiera sido húngaro, hubiera estudiado literatura húngara. Era Galdós, una voz universal. Reconocí una sabiduría, una belleza. Era un maestro, es el maestro.

Quizás en España la obra, la escritura de este autor no ha sido suficientemente valorada, aparte de los problemas que tuvo que soportar con algunos de sus coetáneos.

Hoy creo que ya sí se le valora. Al contrario de lo que pasaba en los años setenta y ochenta. En estos momentos Galdós es parte del discurso poético, novelístico, incluso político nacional. Pérez Galdós sufrió una especie de eclipse en los años veinte y treinta. En aquella época de vanguardia no supieron apreciar, no supieron escuchar la voz de Galdós. Tan interesados como estaban en la experimentación, en la novedad. Tan asqueados como estaban de su propia España, de su historia reciente. No supieron ver que Galdós no era la voz de esa España, sino que era la voz de la conciencia, la voz crítica, pero no destructora. Crítica para construir un país. Y eso no lo supieron ver. Después en los años cuarenta y cincuenta, en la posguerra, Galdós era complicado para el régimen. Y en estos años vuelve a ser valorado.

Sobre todo políticamente, hay obras como Miau que reflejan esta realidad, la de estos días.

Sí, por supuesto. La crisis en la que se encuentra ahora España, con un Gobierno que no acaba de cuajar, el multipartidismo, todo eso ya estaba en Galdós. En la novela Rosalía, él se burla de los partidos, habla del partido de las lechugas, el partido de los pepinos, de los tomates. Está hablando de una ensalada política, y las reivindicaciones son parecidas. Lo mismo que los discursos.

Usted da clases y seminarios sobre la obra de Pérez Galdós a estudiantes de la Universidad de Boston, ¿qué les cuenta, cómo reciben a un autor del siglo XIX, con una manera de narrar distinta?

Los estudiantes demuestran un gran interés por este autor. Hicimos un seminario sobre Fortunata y Jacinta, y ellos respondían bien ante personajes como el de estas mujeres. Valoraban su profundidad, la complejidad de Fortunata, y cómo ella no sólo busca su camino sino se hace a sí misma. También evidentemente estaba el tema del amor y la pasión como juego profano de una sociedad, que puede ser hundida por esa pasión.

¿No les resulta más complicado acercarse al lenguaje que emplea este autor, con respeto al de otros escritores más contemporáneos? Sobre todo cuando para muchos no es su lengua materna.

La condición de temporalidad no es tan determinante. Galdós es un escritor que trabaja la lengua con enorme cuidado. Cualquiera de sus manuscritos es de una reescritura constante. Él quita, pone, añade. Creo que para los que no han sabido apreciar a Galdós no saben que él suena a la voz hablada. Y se preguntan qué estilo es éste. Si se fijaran en sus manuscritos se darían cuenta de que él conscientemente va eliminando un lenguaje literario. Me acuerdo de una de sus descripciones que pone 'rayo de luz solar', lo tacha y pone 'sol'. Es un esfuerzo constante por escribir como se habla. Para democratizar en última instancia su discurso, su arte.

¿Esperaba que sus alumnos respondieran con ese enorme interés por este escritor?

Sin dudarlo, esperaba eso, y además se da el caso.

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