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CONTRA LOS PUENTES LEVADIZOS

Razones para Virginia

La escritora inglesa Virginia Woolf. LA PROVINCIA / DLP

Nombre prácticamente fijo en todas las encuestas de las mejores novelistas del siglo XX, cada nuevo libro de o sobre Virginia Woolf aporta razones de peso para hacerle un hueco de honor. Da igual que se trate de un libro de relatos, Kew Gardens y otros cuentos (Nórdica), una recopilación de ensayos, Horas en una biblioteca (Seix Barral), un libro de filosofía La mesa fantasma: Virginia Woolf, Roger Fry, Bertrand Russell y el modernismo (Visor) de Ann Banfield, o de una novela de Pilar Bellver sobre la relación amorosa que la autora de Orlando mantuvo con Vita Sackville-West, que la editorial Dos Bigotes publicará el 19 de septiembre con el título A Virginia le gustaba Vita: "Ya nos hemos enamorado de sobra la una de la otra, ya sabemos sentir el amor: ahora sólo nos falta, tienes razón, hacerlo. Hagámoslo. Ámame". ¿Más razones?

En 2016 se cumplen 75 años del suicidio de Virginia Woolf en el río Ouse. Como se sabe, Virginia tenía dinero y una habitación propia, todo lo que una mujer debía alcanzar para tener autonomía, según su célebre ensayo Una habitación propia, pero no fueron suficientes para sacarla de la depresión que la llevó el 28 de marzo de 1941 a ponerse su abrigo, llenar los bolsillos con piedras y arrojarse al río Ouse, cerca de su casa. Su cuerpo no fue encontrado hasta el 18 de abril. En su nota de suicido, dirigida a su marido Leonard Woolf, escribió: "Siento que voy a enloquecer de nuevo. Creo que no podemos pasar otra vez por una de esas épocas terribles. Y no puedo recuperarme esta vez. Comienzo a oír voces, y no puedo concentrarme. Así que hago lo que me parece lo mejor que puedo hacer. [...] Todo lo he perdido excepto la certeza de tu bondad. No puedo seguir arruinando tu vida durante más tiempo".

¿Qué nos dicen los escritores hoy de la depresión? Para Stephen King, autor de pesadillas sin cuento, la depresión es un monstruo, de hecho. "Los monstruos son reales", escribe el autor de El resplandor, "y los fantasmas. Viven dentro de nosotros y, en ocasiones, ganan ellos". Lo cita Matt Haig en su libro, Razones para seguir viviendo, publicado recientemente por Seix Barral. Haig sufrió una crisis nerviosa que acabó en una profunda depresión que lo acompañó durante años: "No tienes ni un segundo de tregua, ni un instante del día que no estés dominado por el miedo. No exagero. Ansías el momento, un solo segundo sin estar aterrado, pero nunca llega. La enfermedad que tienes no es de una sola parte del cuerpo, algo sobre lo cual puedas pensar desde fuera [...] porque es precisamente lo que piensas".

A Virginia le hubiera venido bien leer el libro de Haig antes de arrojarse al río Ouse.

Razones para seguir viviendo es un elogio a la extrañeza de vivir, aspira a que nos sintamos cómodos con nuestra individualidad desordenada, humana. Con una prosa sencilla, adelgazada, recorrida por calambres, con algunos fragmentos decididamente notables, Haig nos recuerda que no existe manera de escapar a nuestros miedos que no sea regresando a ellos cada poco. Esto nos permite descubrirlos siempre por primera vez. Como dijo Herman Melville, que sufrió de trastorno bipolar: "Lo que se nombra es menos temible".

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