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Una levedad con mucho peso

Javier Puche exhibe músculo narrativo en 'Fuerza menor', relatos de una sola página o limitados a seis palabras

Una levedad con mucho peso

Lo bueno, si es breve y lucha por ser bravo, puede llegar a ser tres veces bueno. Javier Puche se entrega a esa amplificación tenaz de la reducción literaria en Fuerza menor, narraciones extraordinarias que en su primera parte se desarrollan en una página y en la segunda se lanzan al más difícil todavía obligándose a un límite alambrado: seis palabras. Y punto. Final. Para entendernos mejor conviene subrayar que Puche tiene algo muy claro: "Creo que se escribe demasiado. Todo el mundo quiere ser escritor. Yo prefiero ser lector. Un lector que escribe en ocasiones, movido por la admiración hacia ciertos autores a los que quisiera parecerme un poco. Autores como Jorge Luis Borges, Rafael Pérez Estrada, Javier Tomeo, Ramón Gómez de la Serna, Franz Kafka, Quim Monzó, Slawomir Mrozek, por citar sólo algunos de una lista interminable, entre los que también se encuentran músicos como Erik Satie, Brian Eno o Gyorgy Ligeti". ¿Por qué menciona estos nombres? "Porque ninguno de ellos necesita extenderse demasiado para fascinar o conmover. Porque todos pueden hipnotizarnos instantáneamente".

Transfusión instantánea de palabras elegidas con precisión milimétrica. Fuerza menor es un homenaje a los autores citados porque "las piezas narrativas que contiene buscan conmocionar al lector sin robarle demasiado tiempo. E intentan no apartarse de las consignas que Italo Calvino ofrecía en su libro Seis propuestas para el próximo milenio: Levedad, rapidez, exactitud, visibilidad, multiplicidad y consistencia". Ahí vamos: la primera parte del libro está formada por cuarenta microrrelatos "que se deslizan con facilidad hacia lo absurdo, el género fantástico y la evocación poética. La segunda parte contiene sesenta seísmos, textos narrativos de sólo seis palabras que se inspiran en Ernest Hemingway y en el Taller de Literatura Potencial (Oulipo), cuyos miembros promulgaban la restricción como estímulo creativo. Terremotos de seis palabras. Literatura efímera en vibración que rinden tributo a Ernest Hemingway. Porque fue él quien escribió sin saberlo el primer seísmo de la historia. Aquel temblor en seis palabras que dice 'For sale, baby shoes, never worn' (Vendo zapatos de bebé, sin estrenar)".

Es inevitable pensar que la escritura de estos textos tenga cierto parentesco con la poesía. "Además de escritor, soy músico, pianista concretamente. De modo que siempre tengo el oído muy atento a la sonoridad de las frases y las palabras. También al ritmo y a la armonía general de los distintos elementos que intervienen en la narración. Me haría feliz que eso, unido a mi afición por inventar imágenes sugerentes o simbólicas, vinculara mi escritura con la poesía". A la hora de crear "casi siempre hay un chispazo inicial seguido de una depuración extenuante". Y a veces cuesta contenerse y no seguir desarrollando la idea hasta convertirla en relato de mayor tamaño: "De hecho, algunos de los seísmos han dado lugar a cuentos de cierta extensión que quizá formen parte de un libro futuro". "A veces, la fuerza reside en lo pequeño, en la región más discreta y marginal del mundo sensible", escribe el autor para intentar explicar el contenido de su libro. La fuerza menor de lo humilde, la insobornable levedad de ser breve para que las palabras se hagan mayores.

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