La Provincia - Diario de Las Palmas

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cómic

Vaya par de reclutas

'Casacas Azules' narra las desventuras bélicas de dos oficiales del ejército nordista que fueron un símbolo en los años 60

Una de las viñetas de 'Blue retro'. LP / DLP

Durante el estallido de la guerra civil estadounidense, el término utilizado para referirse al bando formado por los estados del Norte, partidarios de abolir la esclavitud, fue el de La Unión. Dichos soldados fueron conocidos como Casacas Azules cuando a partir de 1862 se dictaminó que sus uniformes debían ser de ese mismo color, adoptando el término que inventaron los indios para designar a las tropas que mantenían el orden en el Salvaje Oeste.

Tan colorido epíteto ha servido también como título de una serie de cómics que narran las aventuras de dos oficiales del ejército nordista, el sargento Chesterfield y el cabo Blutch. Creada en 1968 para la revista Spirou por el guionista Raoul Cauvin y el historietista Louis Salvérius en forma de historieta corta, Casacas azules tuvo tal éxito que de inmediato pasó al gran formato. La clave de este rápido triunfo se debió a que el mismo año de su publicación, el mundo se vio sacudido por una serie de protestas juveniles pacifistas que coincidían con el espíritu de estos episodios, los cuales, a pesar de su clara faceta humorística, no ocultaban a sus lectores los horrores y la sinrazón de la guerra a través de las desventuras bélicas de dos antihéroes.

En esta ocasión, podremos disfrutar de tres historietas publicadas entre los años 1979 y 1981 y perteneciente al segundo periodo de una de las series más longevas e importante del cómic franco-belga de la que aún se siguen editando aventuras y que ya va por el número 60. Se trata de Bronco Benny, El padrecito y Blue retro, dibujados por Willy Lambil, que tomó las riendas de la serie tras la muerte de Salvérius en 1972 en el sexto álbum y que, por orden de edición serían los álbumes que van del 16 al 18.

Aquí nos encontramos con unos cómics más realistas y menos caricaturescos que los anteriores, por lo cual, el dibujo, aunque muy logrado, adolece de cierta falta de estilo en los gags en comparación con los primeros.

En Bronco Benny lo más destacable es que uno de los personajes es el general que encabezó los ejércitos de los Estados Confederados, Robert E. Lee, que aparece como un hábil manipulador ,y a la vez, como un hombre benévolo que llega a liberar a los protagonistas en reconocimiento a su valor. Es indudable que el cómic es fiel a la historia, hasta el punto de que el caballo de Lee aparece con su color y nombre real, Traveller, pero no es cierto que Lee fuera su primer propietario tras haber sido domado. Incluso más adelante se comete un anacronismo al hablarse de un supermercado, cuando por aquel entonces no existían ese tipo de establecimientos comerciales.

En El padrecito todo transcurre en México, en donde, para ocultarse de una banda de forajidos, Chesterfield tendrá que disfrazarse de monje y al llegar a un pueblo deberá servir de párroco. En ese momento, la misa que se celebra es la tridentina, es decir, la anterior al Concilio Vaticano II. Naturalmente, el rito es en latín e incluso Chesterfield lleva el sombrero de tres candiles que los sacerdotes vestían en el México decimonónico. En Blue retro, finalmente, tiene lugar un flashback en el que vemos como Blutch y Chesterfield se unieron al ejército. En esta historieta el realismo histórico se manifiesta en un relato costumbrista en el que aparecen los matrimonios de conveniencia y los métodos fraudulentos que empleaba el ejército para conseguir reclutas, componiendo un retrato sarcástico de la sociedad norteamericana de la época. Sin embargo aparece una batalla que es más parecida a las guerras de trincheras de la Primera Guerra Mundial que a las de secesión. Del mismo modo, los hechos que tienen lugar contradicen a los primeros álbumes de la serie: Un carro en el Oeste y Del Norte al Sur.

Este recopilatorio termina con varios extras, cada uno precedido por un artículo de Alfons Moliné. El primero presenta una historieta corta titulada Reencuentros, que abunda aún más en los gazapos y el segundo se centra en un hilarante y paródico cómic autobiográfico que resume la historia de los Casacas Azules desde su creación, otro de los grandes títulos de la novela gráfica europea.

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