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cine

Un single cada tres semanas

The Beatles encadenó un éxito tras otro desde el lanzamiento de 'Love me Do'

The Beatles, en el Shea Stadium, de Nueva York, en agosto de 1965. LP

¿Era necesario un nuevo documental sobre The Beatles? ¿Qué aporta al universo conocido del cuarteto de Liverpool el documental Eight Days a Week, de Ron Howard? La cinta estrenada ayer se deja ver, y es un relato de los triunfos mayúsculos que encadenó la banda británica en los años que se cimentó su historia, entre 1962 y 1966, en la década del advenimiento del rock y del pop. Los cuatro, con el verbo y la música de Lennon y McCartney, y la tutela de Brian Epstein y George Martin, en los roles de manager y productor, revolucionaron la escena internacional gracias a una estrategia muy cuidada en estudio, y que en directo era más ruido que otra cosa. Fueron pioneros en los conciertos masivos en estadios. Ahí está el concierto en el Shea Stadium de Nueva York en agosto de 1965 ante más de 50.000 personas con el sonido derivado a la megafonía. Una dinámica que abandonaríán para coser de puertas adentro. Con una gimnasia que exigía un ritmo de componer un single cada tres semanas y un disco cada seis meses, The Beatles cambiaron las reglas del juego musical. Eight Days a Week habla de todo esto en una pose que será del agrado de los fanáticos del grupo, frecuenta el catálogo de lugares comunes, se amplifica la camaradería que impregnaba una familia de longevidad extrema, y se evitan los episodios narcóticos, que influyeron en el devenir de su música, así como otros factores internos y externos que terminaron por desintegrar la magia de los primeros años.

Ídolos de masas, con un don innato para provocar la histeria colectiva en sus apariciones públicas, y referentes de varias generaciones. Todo ello queda bien documentado de la mano de Ron Howard. Del primer single Love Me Do (1962) hasta el lanzamiento de Rubber Soul (1965), punto de inflexión que marcaba distancias con las formas de She Loves You, otro de los singles primigenios, con los episodios fílmicos de por medio -con los que Richard Lester los convirtió en actores- , hay un mundo que se recorre más del lado popular esquivando cualquier asunto turbio. No se cumplió la leyenda de "Estos jóvenes irán al infierno", que se lanza en los primeras secuencias del documental. Para eso estaban Rolling Stones.

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