Wonder Woman, la Mujer Maravilla, siempre fue un personaje muy particular en un mundo como el del cómic, poblado de multitud de superhéroes y con apenas algunas pocas contrapartidas femeninas. Pero desde que fue creada por William Moulton Marston, a pesar de ser una princesa de las amazonas, pueblo que en la mitología clásica estaba constituido exclusivamente por mujeres guerreras, nadie había mostrado su inconfundible aire lésbico de una forma tan explícita como ha hecho el guionista Grant Morrison en Wonder Woman, Tierra uno.
La obra se engloba en una serie de novelas gráficas publicadas por DC Comics sobre los personajes más representativos de la editorial, pero con nuevos orígenes con el propósito de ampliar sus perfiles. Esta historia, en la que aparecen personajes mitológicos como Hércules, las Parcas, o Medusa, presenta escenas de gran belleza, como la inspirada en el icónico cuadro La isla de los muertos de Arnold Böcklin. No en vano, el dibujo de Yanick Paquette posee una elegancia y una esbeltez en los trazos que junto al luminoso color de Nathan Fairbairn componen unas cálidas viñetas.
