En el principal escaparate del cine en España se echa en falta una acción de impacto de las instituciones canarias para poner en valor el poderío actual de Canarias como lugar de rodajes. Nunca ha estado más justificada como en este escenario de oportunidad por los incentivos fiscales. En San Sebastián, La Palma fue la isla que se hizo más visible. Su Film Commission organizó un acto en la discoteca Bataplán con presencia de autoridades y profesionales palmeros. La mañana del mismo día, un acto promovió las Islas como lugar de rodaje. Participaron representantes de Canarias Cultura en Red, Proexca, Zona ZEC y el productor Juan Cano, responsable de traer a Canarias las superproducciones de Hollywood. Sin contar el impacto publicitario, sus gastos en Canarias han sido estimados en más de 120 millones de euros. En el público estuvieron presentes representantes de las Film Commissions de Gran Canaria, Lanzarote y La Palma.
El cine en Canarias volvió a tener presencia en el festival. Palmeras en la nieve, del productor grancanario Adrián Guerra y filmada mayoritariamente en la Isla, película hasta hoy más taquillera del año con 17 millones de euros de recaudación, se proyectó en la sección Made in Spain. También en la misma sección se pasó la segunda más taquillera, Cien años de perdón (Daniel Calparsoro), rodada entre Valencia, Buenos Aires y la capital grancanaria. En Sección Oficial, Que Dios nos perdone (Rodrigo Sorogoyen) filmó sus interiores en Tenerife. En el filme trabaja la actriz grancanaria Mónica López. En Zinemira, dedicada al cine vasco, se exhibió Acantilado (Helena Taberna), rodada principalmente en Gran Canaria. Y también se proyectaron en exclusiva diez minutos de Los últimos de Filipinas (Salvador Calvo), filmada en Santa Lucía de Tirajana (Gran Canaria). Su fecha de estreno está fijada para el 2 de diciembre.
