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AMALGAMA

Hieronimo Squarciafico

En el siglo XV el editor veneciano, que trabajó en la imprenta de Aldus Manutius, ya había expresado que la abundancia de libros hace a los hombres menos estudiosos

Hieronimo Squarciafico

Is Google Making Us Stupid? es un artículo de Nicholas G. Carr en el número de Julio-Agosto de 2008 de la revista The Atlantic, en el cual el autor llamó la atención acerca del desarreglo cognitivo que se produce en los usuarios de la red internet, con el principal argumento de que el uso hipertextual y googleiano de Internet va en detrimento de la capacidad de concentración y contemplación, tal y como hoy las concebimos. Esta tesis la ha ampliado aún más en su último libro, The Shallows: What the Internet Is Doing to Our Brains. En 2007, la psicóloga Maryanne Wolf razonaba, al respecto, sobre la diferencia entre leer en prensa y en internet, en su libro Proust and the Squid: The Story and Science of the Reading Brain, que el desarrollo del conocimiento en los niños que son grandes usuarios de Internet podría producir meros "decodificadores de información que no tienen ni el tiempo ni la motivación para pensar más allá de sus universos en google", y añadía que "la inmediatez y el volumen de información no debe ser confundido con el verdadero conocimiento", lo que había expresado, en el siglo XV, Hieronimo Squarciafico, editor veneciano que trabajó en la imprenta de Aldus Manutius, inventores de la letra itálica: "Abundance of books makes men less studious", la abundancia de libros hace a los hombres menos estudiosos. Recuerda Carr que, conforme a los estudios de Friedrich A. Kittler, el estilo de escritura de Nietzsche se hizo más aforístico después de que comenzó a usar una máquina de escribir en 1882, a causa de su mala vista, la cual había mermado su capacidad de escribir con la mano. En resumen, Carr argumenta que el razonamiento y la capacidad de concentración pueden ser debilitados por el uso regular de Internet, recuerda que la investigación en el campo de la neuroplasticidad ha demostrado que los circuitos neurales del cerebro pueden reconectarse, y sostiene que el estilo predominante de presentación de gran parte de los contenidos de Internet puede obstaculizar la capacidad de concentración debido a las distracciones que a menudo rodean el contenido de Internet, en forma de anuncios y notificaciones. La capacidad de contemplar podría disminuir como efecto de los algoritmos informáticos, al intentar desahogar éstos el cerebro de los usuarios de Internet de gran parte de un trabajo de conocimiento minucioso que se venía haciendo manualmente. Siguiendo al economista Taylor, Carr compara Internet, como sistema de gestión, con la eficiencia industrial, y advierte de que si en la revolución industrial los trabajadores se quejaron de que se estaban convirtiendo en autómatas, ahora pasa algo parecido, pero más profundamente, en las personas, en tanto internautas. Carr señala a Google como ejemplo de empresa en la que los ingenieros informáticos y diseñadores de software han implementado un nuevo taylorismo a la industria del conocimiento, con la entrega de información cada vez más robusta que puede tener el efecto de reducir al mínimo las oportunidades para reflexionar sobre las ambigüedades, en una especie de capitalización de usuarios respecto a una corriente general de pensamiento sostenido que está más dirigido desde la parte oferente, que desde la parte demandante. Al igual que todos tomamos Coca Cola (y los demás refrescos locales se han esfumado), todos pensaremos como se piensa en Internet (y los pensamientos propios se debilitarán hasta desaparecer).

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