Cuando un dibujante consigue recrear en un cómic la psicología y el mundo de los niños, pero desde el punto de vista de estos, logra una obra de gran belleza. Tal es el caso de Sunny de Taiyoo Matsumoto que cuenta la existencia cotidiana de un grupo de niños que viven en una casa de acogida, en cuyo jardín encuentra un viejo coche marca Sunny 1200, que les servirá como vehículo, nunca mejor dicho, para huir de la cruda realidad. Con este manga seinen, Taiyo Matsumoto se opone a la visión distorsionada de la infancia que había reflejado en Tekkonkinkreet creando en esta ocasión un mundo mucho más realista en el dibujo, pero también más idealizado en lo positivo del argumento, cercano a los recuerdos de la infancia. El dibujo se encuentra apartado del manga tradicional, algo que ha dotado a las obras de este autor de ese sello tan característico.
