A pesar de tener una carrera de sus siete años en activo, y haber sacado algunos de los mejores discos del rock norteamericano de las dos últimas décadas, esta banda de Masachusset sigue siendo uno de los tesoros ocultos sólo aptos para paladares exquisitos. Y lo demuestran con este tercer álbum en el que ofrecen una paleta estilística realmente original que encantará a aquellos que hayan seguido detenidamente la evolución de la música independiente de los últimos 30 años. Empezando por la canción que titula el álbum en una suerte de post-hardcore y power-pop realmente convincente que se desarrolla en Piano player.
En Two deliverence y Settle the scar se decanta por una recuperación nada forzada del sonido de las primeras bandas del grunge con esos de guitarra sostenido de la Velvet Underground. Pero lo mejor viene en el ecuador del disco, donde el grupo ofrece las dos facetas de su personalidad que tanto ha encantado a los críticos. Por un lado está el toque vanguardista de bandas como The Beta Band o Gorky's Zygotic Mynci que se fusionan con el aroma siempre sugerente de los padres del post-hardcore en los noventa Sunny Day Real State en Opeaning mail for my grandmother y Soft animal.
Y por el otro el amor al rock americano de los ochenta que bebe de REM, Green on Red o The Dream Syndicate en Sun y You in this light. canciones con garra que se van alternando con algunas diminutas piezas pianísticas en una onda Radiohead. El grupo se despide con un medio tiempo titulado End of reel en el que parece que rinden tributo a bandas del estilo de Built to Spill. Otro ejemplo claro de cómo el rock norteamericano sigue siendo el principal nutriente de la escena indie y un disco con una portada título que deja entrever la ironía y el humor de sus letras.
