El terror no tiene forma. ¿O sí? Al menos el argentino Ariel Bosi, editor de la revista digital Insomnia y diseñador de videojuegos, ha intentado darle forma en las páginas de Todo sobre Stephen King (Plaza & Janés), una suerte de biografía literaria sumaria de la vida y la obra del rey del terror. ¿Quién sino Bosi, ferviente lector y su mayor fan sobre la Tierra, podría realizar semejante hazaña de desnudar a King? En Todo sobre Stephen King, Bosi examina cada una de sus obras y sus conexiones con otras obras, además de contar un sinfín de historias y anécdotas relacionadas con ellas, como que el primer título de El misterio de Salem's Lot había sido Second Coming [Segundo advenimiento] o que la idea de Cementerio de animales se le ocurrió a King después de que el gato de su hija Naomi muriese atropellado en la carretera que pasaba junto a su casa.

Nadie debería tomarse a King a la ligera. Menos aún quien se acerque a Todo sobre Stephen King virgen de terrores y crea a pies juntillas que, en efecto, lo que aquí se dirime son las vergüenzas de King. Porque, pese a que Bosi elabore una guía de lectura que todo lector debería conocer antes de poner un pie en Castle Rock, Derry, Haven o Salem's Lot, lugares ficticios donde la tragedia y la desgracia se acumulan en mayor medida que en el resto del país, su libro es, de hecho, un Caballo de Troya para invadir nuestros sueños con pesadillas tenebrosas, apasionantes, intolerablemente vívidas.

Bosi se escabulle entre las líneas enemigas para presentar al autor de Carrie y El resplandor como un hombre entregado a la escritura ("Crecí para contar historias y entretener") y a una renovada y enardecida pasión por el misterio, aunque algo alejado de lo sobrenatural, y quizás, mucho más aterrador, como se desprende de la trilogía formada por Mr. Mercedes, Quien pierde paga, recién publicada en España, y la inédita End of Watch, ya publicada en Estados Unidos. Al contrario de lo que sucede con otros autores, en King la ficción no es un entretenimiento de una sola vía en la que el lector admite que sucedan cosas detestables porque esas cosas detestables no le están sucediendo a ninguna persona viva. Sin embargo, sucede continuamente, al menos en esta trilogía que ha reinventado la novela negra.

Quien pierde paga es una novela con una clara intención, que consiste en protestar contra el horror y el sinsentido de la vida moderna o, más bien, de la vida misma: "Rothstein no quería despertar. En el sueño, demasiado bueno para interrumpirlo, aparecía su primera esposa, a sus diecisiete años, perfecta de la cabeza a los pies. Desnuda y esplendorosa. Desnudos los dos. Él, de diecinueve, tenía grasa bajo las uñas, pero eso a ella le traía sin cuidado. [...] En el sueño, ella se reía y tendía la mano hacia la parte de él que era más fácil de agarrar. Él pretendía llegar más lejos, pero de pronto una mano le sacudió el brazo, y el sueño reventó como una pompa de jabón. Ya no tenía diecinueve años ni vivía en un piso de dos habitaciones en New Jersey; le faltaban seis meses para cumplir los ochenta y vivía en una granja en New Hampshire, donde, como especificaba en su testamento, debía dársele sepultura".