La vida del joven acróbata y funambulista argelino Abdallah Bentaga nunca estuvo tan segura como cuando caminaba sobre el alambre, pues como escribió Jean Genet en este hermoso opúsculo, dedicado a glosar la gracia y la elegancia de quien fuera su amante: "La tierra firme te hará trastabillar [...] El alambre te llevará mejor, más seguro que la vereda". Ninguno de los jóvenes amantes que precedieron a Abdallah, que se quitó la vida en 1964, dejaron una huella tan profunda en el autor de Querelle de Brest como él. No hay más que leer las palabras que le dedica en El funambulista, una pieza exquisita, poética, imposible de olvidar, donde Genet confiesa claramente la atracción que siente por Abdallah aunque no logre encontrar ninguna forma de evitar el destino que una sociedad rígida y un amor mudable tienen reservado para él.