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POESÍA LA ÚLTIMA GENERACIÓN DE POETAS EN LAS ISLAS

Señas de identidad

Agustín Millares sería mi maestro indiscutible, guiando y encauzando mis primeros y vacilantes e imitativos pasos por el difícil camino de la poesía

Señas de identidad

Al contrario que la mayoría de mis colegas antologados, yo, más que iniciarme en la poesía, me di de bruces con ella en un momento decisivo de mi vida. Tal happening tuvo lugar durante una prolongada estancia en París allá por los comienzos de la década prodigiosa.

Fue entonces cuando oigo hablar por primera vez, y leo, a Lorca, Miguel Hernández, León Felipe y un largo etcétera. ( ?Por último, un paisano y pariente mío, / Agustín Millares, / me visitó por los aires / con los laureles / de unos juegos florales ...). Hay que comprender que por aquellos tiempos, si difícil era oír hablar de estos grandes poetas en nuestro país (tampoco frecuentaba yo los círculos apropiados), más complicado resultaba encontrar sus obras, pues o no se editaban en absoluto, o se vendían (en publicaciones sudamericanas, principalmente) subrepticiamente en ciertas librerías.

Cuando regreso a mi "isla pequeña y redonda, / de humedecidas cumbres / y playas de arena huracanada", el contacto con Agustín Millares fue inmediato. Agustín se convertiría en mi maestro indiscutible, guiando y encauzando mis primeros vacilantes e imitativos pasos por el hermoso y difícil camino de la poesía. La poesía de Agustín, su compromiso social, su militancia política así como la de otros con los que él mismo me pone en contacto (Pedro Lezcano, Manuel Padorno, Carlos Pinto Grote y, sobre todo, su hermano José María) hace que nazca en mí una necesidad imperiosa de reflexión sobre mi compromiso y solidaridad para los que, como yo, buscábamos anhelosamente la verdad y la libertad. La poesía se convierte entonces en un medio para gritar a los cuatro vientos mi identidad recién descubierta. Me veo inmerso, con todas las consecuencias, en lo que, peyorativa o meliorativamente, se denominó poesía social. Publico en la colección San Borondón del Museo Canario un libro titulado Punto nuevo (1968), libro donde se hace patente (en palabras de Leopoldo Luis que le dio prólogo) ... "el generoso entusiasmo juvenil con que irrumpe Caballero Millares en el mundo de la poesía ..." "Poesía (habla ahora Eugenio Padorno) nerviosa y entusiasta, de un epicismo lírico que contagia oralmente... ". Emilio Miró, por su parte dice: "Poesía de mayor preocupación moral que estética, de lenguaje tradicional y tradicional retórica". "... Pedro Pérez Barreto / peón en juego / por el tablero duro y silencioso / de la vida, / donde la muerte en forma de alfil negro, / con su correr retorcido y traicionero / te dio sonoro jaque repentino..."

En 1977, dos libros: Manifiesto' (Taller Ediciones J.B. Madrid) y Cuadros de una exposición (Planas de Poesía, Las Palmas). Es en este segundo título, sobre todo, donde se va a operar un cambio decisivo. En palabras de Jorge Rodríguez Padrón "a mas sucederá una experiencia personal que trasmite narrativamente al texto". Ya la particularidad no emana de una posición ideológica determinada sino de una lucha cotidiana individual... "y el oro de sus cuerpos... / Navegable placidez en los hilos invisibles / del placer, / profundidades de umbría / fresca selva / y el trasfondo vegetal / del oro virgen de sus cuerpos..."

En 1982, se publica en Valencia (Colección Prometeo) Ensayo general para una resurrección. Este libro consta de tres partes, una de las cuales, Alrededor del ser humano, había merecido los honores del Premio Tomás Morales de Poesía 1982. El leit motiv del libro lo constituye la idea obsesiva de la muerte. En cuanto a su estructura poética se opera un cambio radical del tratamiento lingüístico. Me deshago del endecasílabo o de cualquier otra atadura métrica para bucear en las profundidades del lenguaje, llegar al puro abismo donde yacen las palabras, que martilleo hasta arrancarles resplandores, importándome bien poco dónde caen y a quién salpican. Lenguaje, pues, caótico; sugerentes ambigüedades, inclusión de onomatopeyas, contemporaneidad del léxico, sonidos disonantes, síncopas... Embriaguez, en fin, con la voluptuosidad de las palabras: "exorcista / se busca / qué tinglado / esta alma / recién desclavada / una cruz / pronto / cualquier cosa / autorizada / hosanna / etérea..."

Filas del paraíso se publicó en 1987, en la colección Alegranza (Las Palmas). Con dicho poemario, retorno a las posibilidades rítmicas de la palabra, a la sonoridad del verso en sus más amplios registros, al uso y abuso de la aliteración como recurso deslumbrante de efectos musicales. En cuanto a la temática es el amor su columna de mayor fortaleza con pretensiones de abrir puertas a los misterios de la vida, de arrastrar al lector (y al oyente) hasta una vibrante implicación en mis vivencias más apasionadas: "... Amarte / Desde el crujiente fondo de tu boca / Tristes / Se me antojan tus pechos telarañas / Sentirte / Fugaz como un latido a la intemperie..."

Al año 1994 corresponde Cenizas de aproximada vida (Viceconsejería de Cultura del Gobierno de Canarias) y a 1995, Del placer al infinito, accésit en el Premio de Poesía Ciudad de Las Palmas, variaciones sobre los mismos temas del amor y de la muerte, donde alguien ha querido percibir en sus páginas "ese dulce acíbar, ese agradable claroscuro tan del barroco".

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