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cómic

Las hilanderas del destino

'Bella muerte' muestra una lucha mitológica entre las tres Parcas por el destino de un soldado durante la Gran Guerra

La mitología romana contiene historias y personajes de gran belleza que han pasado a formar parte del folclore popular, pero uno de sus aspectos más siniestros y menos conocidos lo constituían tres hermanas de aspecto inofensivo que para mayor sorna ejercían el pacífico oficio de hilanderas y representaban el nacimiento, la vida y la muerte. Eran las terroríficas Parcas, personificación del inexorable destino, una fuerza tan temible e implacable que incluso los dioses las temían, porque hasta las divinidades olímpicas más poderosas estaban sujetas a sus oscuros designios. Por lo tanto era normal que si el todopoderoso Júpiter, padre de dioses y de hombres, se encontraba bajo su despiadada autoridad, rara vez escuchasen los votos de los mortales.

A pesar de ello, según el drama Alcestis, una de las obras más antiguas de Eurípides, el rey Admeto consiguió que ellas aplazasen la fecha de su muerte y llegasen incluso a perdonarle la vida a cambio de que otra persona muriera en su lugar que, lamentablemente en una burla cruel del destino, es decir de las Parcas, ésta no fue otra que su amada esposa Alcesta.

Como era de esperar, el noveno arte se ha inspirado libremente en un argumento tan sugerente como Mas allá de las sombras de Thorgal, pero en esta ocasión nos ha vuelto a sorprender en su particular adaptación de este episodio mítico la segunda entrega de Bella muerte, titulada El oso.

La historia transcurre en un lugar muy alejado del mundo grecorromano, el sur de los Estados Unidos, porque todo comienza en la casa de una familia afroamericana, en la que una niña dotada de poderes psíquicos, hija de una mujer que yace agonizante en su lecho, sella un pacto con una de las Parcas para que aplazasen la muerte de su madre con el fin de que su otro hijo, que se encuentra luchando en la Primera Guerra Mundial en una trinchera, tenga al menos tiempo para volver al hogar y despedirse de su madre antes de que ella abandone el mundo de los vivos. El problema es que quienes aceptan son las parcas de la muerte y la fortuna, pero queda la tercera, la de la guerra, a la cual tendrán que enfrentarse sus hermanas para que no consiga cobrarse en el conflicto bélico mundial, la vida del vástago de la moribunda.

La obra combina el realismo mágico con el cómic bélico, y su primera entrega fue nominada a varios premios Eisner y calificada como el mejor trabajo de la guionista Kelly Sue DeConnick y la dibujante Emma Ríos. El papel que en aquella obra jugaba el western crepuscular ha sido sustituido aquí por uno ambientado en los episodios más luctuosos de la guerra de trincheras, pero en el resto, el talento del dúo sigue igual.

El dibujo de Ríos es espectacular y consigue crear viñetas que se derraman como una cascada de colores sobre las páginas con energía y elegancia en una sucesión de filigranas, de joyas trazadas sobre el papel, con planos imposibles que la dotan de una fuerza inusitada, y al que se le añade el magnífico coloreado de Jordie Bellaire que domina una exuberante paleta de gran variedad cromática. Bella muerte nos recuerda que las vidas son como hilos que forman una urdimbre, un gigantesco tejido, que según afirma la ciencia moderna es producto del azar, pero que en esta gran obra se encuentra en manos de tres hilanderas.

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