El interés en ir por libre y no plegarse a ninguna etiqueta de este trío madrileño recuerda a formaciones tan singulares y difíciles de clasificar como Gorky's Zygotic Mynci, Los Campesinos! o Papas Fritas. El grupo, en este tercer trabajo, muestra un especial interés por los pasajes sobrios y ligeros, por la huida de la saturación, construyendo melodías siempre refrescantes, convincentes y embriagadoras.
Y es que la evolución de Cómo Vivir en el Campo ha sido realmente ejemplar. Con un primer disco en donde mostraban una vena más experimental y sin concesiones, cercana al noise en muchas ocasiones, en el segundo ya fueron introduciendo elementos más asequibles pero sin perder ese aspecto innovador. Pero su propuesta se consolida ahora en este tercer disco, un trabajo muy agradable con momentos realmente evocadores en donde salen a relucir elementos de los Byrds (Aléjate de mí, mandarina) o REM (Sólo es para ti). A veces se deslizan por el terreno del folk setentero con aire psicodélico (Corazón y bolsillo) que encuentran su máxima expresión en algunos tonos blues (Cachito de cielo) hasta llegar a un divertido Club de canciones que recuerda al mítico Born, school, work, and death de los Godfathers.
El grupo muestra su capacidad para construir melodías cercanas a la escena australiana con The Church en primera fila (Prometiste que no lo harías) y en otras ocasiones recrean pasajes calmosos con ecos de Galaxie 500 (Pósters heavys). La formación se despide con un La invasión silenciosa que define su propuesta de guitarras cristalinas, entre el rock de los noventa y el dream-pop con elementos folk por el que cabalga la melodía. Sin duda alguna, y como su propio nombre indica, un manual para dejarse invadir por una banda sonora de paisajes bucólicos.
