En la época post-republicana se utilizó la prohibición de las lenguas periféricas de España como signo de poder, como señal de quién mandaba. Una vez llegada la democracia los papeles se han invertido y ahora es en Cataluña donde se persiguen ciertas locuciones castellanas. Entre los tamiles de Sri Lanka, en la cruenta guerra civil que asoló el país, el detonante estaba en la lengua y su uso nacionalista; les costó decenas de miles de muertos, hasta que abatieron a los líderes nacionalistas, y se acabó la estupidez. La prohibición de las lenguas se ha utilizado a través de la historia para imponer equilibrios identitarios y nacionalistas por la fuerza. Y en estas épocas ha habido un viraje: el lenguaje se ha contaminado de lo políticamente correcto, se ha convertido en una especie de meta que todos, conservadores o progresistas, pretenden dirigir en aras de sus programas respectivos. Aquí es donde nos encontramos con la política del progenitor A y progenitor B que señaló hace años, en 2009, el psicólogo Mario Flores en su libro Diccionario Progre-Español. Al recreo se le llama "segmento lúcido de ocio", al alumno se le llama "unidad celular de aprendizaje", el cuaderno de notas es el "diseño curricular", el maestro es "educador", las editoriales son "industrias culturales", las guarderías son "ludotecas", la lengua con la que hablamos es "lengua vehicular", el almanaque es un "cronograma", y los que tienen la suerte de trabajar se llaman "agentes dinamizadores". Hemos llegado, de nuevo, a conocer expresiones progresistas, pero contradictorias respecto a lo que quieren representar. En el debate sobre la ley del aborto, la misma cohorte "progresista" que quiso defender el trato justo a los más débiles, se expresaba de forma que no parece hacerlo. El portavoz del PSOE en Valladolid, Óscar Puente, escribió en Twitter: "el PP recorta miles de millones en dependencia y nos obliga a tener hijos deformes. Menudo combo". Arcadi Espada, en su blog de El Mundo llegó a plantear una reforma sobre los derechos humanos considerando que, si alguien deja nacer a alguien enfermo, pudiendo haberlo evitado, deberá soportar cargos de crimen contra la humanidad: "Este tipo de gente averiada alza la voz histérica cada vez que se plantea la posibilidad de diseñar hijos más inteligentes, más sanos y mejores. Por el contrario, ellos tratan impunemente de imponernos su particular diseño eugenésico: hijos tontos, enfermos y peores". Rosa Regás, la que fue directora de la Biblioteca Nacional con Zapatero escribió: "Señor Ministro, ¿no le parece que antes de dar vida a los monstruos debería ocuparse de que no se resquebrajara la dignidad de los vivos, y defender para ellos trabajo, vivienda, educación y sanidad?". Las formas de expresarse de los anteriores autores no parecen políticamente correctas, y sin embargo son los defensores de ese concepto hastiante. En fin, el lenguaje es como Dios, en nombre de quien se matan unos y otros, amigo de ángeles y diablos a la vez. Hoy día es muy utilizada la palabra "facha", como indicador de dictadura y, sin embargo, cuando se le pregunta al locutor no sabe de dónde viene, así como casi nadie sabe de dónde viene ser de izquierda y ser de derecha, lo cual indica que el uso de dichas palabras lo es de conveniencia, y lo mismo la puede usar un conservador como un progresista, que ni conservan, ni progresan, sino que están a lo que cae, cada uno a proteger sus egos y egas.