Aunque su producción sea muy extensa y haya cultivado todo tipo de géneros, El Torres se ha convertido en una especie de Rey Midas de las obras de temática inquietante y de terror en nuestro país. Cuando todavía están reciente en la memoria su desconcertante Roman ritual o las no menos impactantes The Veil y El bosque de los suicidas, ahora llega este sensacional Camisa de fuerza que supone el complemento perfecto para un autor de sus cualidades y donde se mete por los tortuosos caminos de la mente humana . Por otro lado, Guillermo Sanna siempre se ha caracterizado por un dibujo muy impactante, un ilustrador que construye toda una galería de personajes que pueden padecer las peores mutilaciones o sufrir una serie de enfermedades infecciosas y tumores sin el menor estudio clínico previo como mostró en dos títulos también esenciales como Masacra o Straitjacket en una obra que encantaría a realizadores como David Cronenberg. Pues de la unión de ambos talentos surge este título que tiene todas las claves de las grandes obras sobre siniestros hospitales con internos intratables, como una mezcla entre El exorcista y American Horror History.
Ya las primeras páginas actúan casi como un cortocircuito para el lector. Y es que vemos cómo Alexandra Wagner, sin ningún antecedente de locura previo, descuartiza a su hermano sin experimentar ningún remordimiento, más bien recreándose en la maldad, y justo en el momento en el que sus padres habían salido para ir al cine. La acción se traslada luego al hospital McLaine donde unos eminentes psiquiatras se darán de bruces con el asunto de la joven que se convertirá a la postre en uno de los casos más extraños de sus carreras. Como siempre, el dibujo de Sanna resulta tan desconcertante como brillante, con su interés con los contornos sobrecargados, y donde cada viñeta es un escalofrío por toda la espina dorsal. La unión de los autores ha sido tan fructífera que esperamos que se repita con más frecuencia.
