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Pierre Lemaitre o el maestro del giro

'Recursos inhumanos', una novela trepidante, intrigante, política y entretenida

Pierre Lemaitre o el maestro del giro

Como entendemos por "trepidante" algo rápido, agitado, intenso, Recursos inhumanos es una novela trepidante. Como también recrea el ánimo, es entretenida. Como pasan muchas cosas y muy enredadas en ella, es intrigante. Como critica con saña al sistema de mercado capitalista, es política. Como su trama una y otra vez se desvía con respecto a lo que el lector espera, es una narración llena de giros, algo en lo que Pierre Lemaitre (París, 1951) alcanza el magisterio que su apellido indica. Dicho lo cual, hagamos un poco de historia. Gracias a que hace cuatro años ganó el prestigioso Premio Goncourt con Nos vemos allá arriba (un fresco de mucha enjundia sobre la I Guerra Mundial y sus consecuencias), Lemaitre ha pasado de ser un autor "popular", de novela negra, de género dizque menor, a primera figura, a ser tomado muy en serio. Incluso a sí mismo se ha tomado como escritor muy en serio, a juzgar por sus recientes declaraciones -en un mano a mano con John Banville- donde cita a los clásicos, reflexiona a fondo sobre el quehacer literario, pontifica y sienta cátedra. Ahí están justamente los dos referentes actuales más famosos respecto de la novela europea: Banville/Benjamin Black y Lemaitre concienzudo/Lemaitre noir. Con lo cual, basta que tanto uno como otro publiquen novela para que la crítica acrítica (blogs a tope) se apreste a aplaudir y morirse de gozo. Ya son intocables. En estas mismas páginas me cupo reseñar las novelas de ambos tratando de discernir si todo era trigo o paja había también. Y paja hay, refiriéndose a Lemaitre. De su serie sobre el comandante Verhoeven, sostuve que Irene era una superficial y descuidada chapuza gore. Alex no me disgustó. Leí Camille como un pasable pasatiempo. Tengo a Rosy & John como muy entretenida, quizá la mejor de la serie. Fuera de las investigaciones de dicho comisario, Vestido de novia me pareció magistral, la mejor novela del autor, redonda. Juzgo a Nos vemos allá arriba como muy buena amén de clasiquísima. Por fin, Tres días y una vida la reputo normalita. Ahora, en el desmedido afán editorial por aprovechar el tirón lemaitriano, se edita en español una novela suya de 2010, titulada en francés Cadres noirs y aquí traducida por Recursos inhumanos, título que me parece infame, aun sabiendo de la dificultad por verter al español el guiño cadres ("cuadros" en cuanto "ejecutivos") sumado a noirs (tanto "negros" como, unido al sustantivo, miembros de una orden de caballería gala con reglas de estricto cumplimiento): yo hubiese firmado un rotundo y enigmático Cuadros negros, mucho más sugerente. Pero casi todos los títulos de Lemaitre están traducidos al castellano tirando por la calle de en medio, a la pata la llana, a lo comercial.

Recursos inhumanos: Delambre, el protagonista, y otras voces (algunas entre capítulos, en forma de cartas) nos cuentan la historia de cómo se las gasta en 2010 la economía inclemente de mercado y las estructuras empresariales esclavistas, y cómo pueden reaccionar las víctimas de tales atropellos. Delambre "vive de perlas", literalmente, como experto en recursos humanos de una supercompañía joyera. Llega la reducción de plantilla: el paro ("allá donde mires solo ves lo que te falta"). El desmoronamiento familiar.

Los subempleos de porquería. Un día, un supervisor le patea el culo. Nuestro héroe le rompe la nariz de una cabezazo. Despido y amenaza de demanda. Desesperación. Le llega una propuesta de lo suyo, de especialista en recursos humanos. Se extraña (ya cumplió los 60), pero se ilusiona. Giro argumental. El posible empleo pasa por una extravagante propuesta: una toma de rehenes (repugnantes directivos de una empresa, cadres noirs), para que a los aspirantes al puesto se les pueda "examinar en su capacidad para examinar". Nuevo giro de la trama. Delambre en la cárcel, el infierno: le rompen los dedos. Otro giro: el acosado se convierte en acosador. Consigue salir libre. Desconcierto familiar. Más giro: Delambre esconde muchas cartas. Internet (la web como "el inconsciente de las sociedades occidentales") acude en su ayuda. Y un amigo friki. El malo más malo, un esbirro de los poderosos, parece que va a acabar con él. Añádese giro. Persecución en coche. Se muestra la verdadera cara de un cadre noir (un empleado que trabaja gratis: "el sueño del capitalismo"). Nuestro hombre se defiende: "No soy un gánster, joder, ¡solo intento sobrevivir!". Frases tan enigmáticas como potentes: "Cuando el leñador entre en el bosque con su hacha al hombro, los árboles dicen: el mango es de los nuestros". Apoteosis final con nuevos giros. Apacible final.

Por lo tanto, el lector puede escoger entre varias claves: (1) leer Recursos inhumanos como una feroz andanada contra el capitalismo despiadado (pleonasmo); (2) leerla como una novela de intriga, giro tras giro, nada es lo que parece; (3) verla como una apología de la acción directa, primera línea, a las barricadas para liberarse, la lucha final; (4) tenerla por un ejercicio exprimidor de todas las posibilidades que un tema (la opresión laboral, el crimen laboral) ofrece; (o 5) la suma de todas ellas. Así pues, éxito asegurado, excelentes augurios comerciales a Recursos inhumanos. Porque Lemaitre es un maestro (perdón, por fin, por el juego de palabras fácil) en el arte de girar la acción como anzuelo para quien lee: hacia la sorpresa, hacia el sobresalto, hacia los malentendidos de un Hitchcock, hacia el lugar donde pasan cosas que merece la pena contar. Con las concesiones baratas que se quieran, sí. Pero la novela funciona. Aunque ya tenga siete años (en Francia) y los tiempos corran que es una barbaridad.

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