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Canarismos

Todo el que tiene culo tiene miedo

Casi con vulgaridad se expresa esta verdad de Perogrullo: hasta el más valiente tiene miedo. Se recurre a un razonamiento deductivo primario con la impronta de esa sabiduría de raíz naturalista propia del mundo rural que no repara en recurrir frecuentemente a expresiones de evocación escatológi- ca, como esta que insinúa la sinónima: 'cagarse de miedo', de contenido aún más claro.

Se dice que alguien 'se caga de miedo' cuando cae presa del pánico. Es conducta puramente instintiva y animal. Los animales salvajes cuando emprenden la huida ante la presencia de un predador o cualquier peligro que los amenace lo primero que hacen es defecar. Obedece este comportamiento instintual a una lógica aplastante -como todo en la naturaleza- pues para huir, es decir: 'para salir por patas', conviene estar ligero, y de ahí, lo de 'aligerar el vientre'. Lo que permite correr más rápidamente y escapar al peligro. Este comportamiento animal no es del todo extraño al hombre. Acaso una reminiscencia atávica de nuestros lejanos parientes homínidos que debían escapar y subir a los árboles para protegerse de las fieras, o de un pasado más mediato como cazador/carroñero/recolector en un entorno hostil.

El miedo es un estado emocional e instintivo que en ciertos momentos es responsable de mantenernos con vida. Es, pues, una reacción ligada al más elemental instinto de supervivencia. Y obedece a la categoría de emociones primarias que nos remite a la más pura animalidad. La condición de humanos no nos separa de nuestra naturaleza primigenia que permanece en nosotros y se manifiesta en una serie de instintos básicos. El estrés y el miedo que pueden provocar ciertas situaciones implican una respuesta de nuestro sistema nervioso simpático. El estado de alerta aumenta la frecuencia cardiaca, eleva la tensión arterial y relaja los esfínteres para permitir la defecación y la expulsión de orina. El sujeto reacciona así frente a la amenaza y se prepara para huir o hacer frente al peligro defendiéndose.

Así pues, la máxima resuelve con simplicidad el hecho cierto de que todos tenemos miedo en algún momento, pues forma parte de nuestra propia naturaleza. Por eso se dice: 'todo el que tiene culo tiene miedo' y no es ninguna vergüenza. El dicho mitiga y justifica así la sensación de cobardía que asalta al varón -por las pautas de aprendizaje seguidas- por sentirse temeroso en alguna ocasión, al tiempo que desmitifica la creencia difundida por ese adoctrinamiento androcrático.

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