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entrevista

"La novela es mi espíritu locuelo"

El librero de Zúpolis Preta es la primera novela de la grancanaria Esther Arencibia

"La novela es mi espíritu locuelo"

Esther Arencibia Urién (Las Palmas de Gran Canaria, 1968) vive en Madrid desde que se marchó a estudiar Económicas a la Universidad Complutense. Ejerce como actuaria de seguros desde 1991. El librero de Zúpolis Preta es su primera novela. La autora la presenta en el Club LA PROVINCIA el día 24 de marzo a las 20.00 horas, de la mano del escritor José Luis Correa.

¿Qué hace una actuaria de seguros como usted escribiendo una novela?

Supongo que ha salido mi verdadero espíritu, el creativo y locuelo. De joven quise ser actriz y acabé como actuaria, escribir novelas es una especie de reivindicación de mi verdadera personalidad: imaginativa y disparatada, no exacta y milimétrica como debe ser mi actividad como actuaria de seguros.

¿De qué va El librero de Zúpolis Preta ?

Esta novela refleja las sensaciones que experimenté en mis primeros viajes a Río de Janeiro. Allí conocí a un genealogista que me inspiró al personaje principal de la novela: Damián. La historia gira en torno a este personaje, un hombre obsesionado con el pasado de su ciudad, Río de Janeiro, a la que él llama Zúpolis Preta. Éste es el nombre originario de la ciudad según él. El afán de Damián es recrear el pasado de su ciudad a través de sus habitantes, sus historias y los objetos que va atesorando a base de mucha paciencia. Damián es un hombre de contactos y conexiones en el presente y sobre todo en el pasado que él anhela.

El librero de Zúpolis Preta tiene infinidad de personajes, ¿cuántos en realidad? ¿Cuál es su favorito?

La novela tiene 104 personajes. Mi personaje favorito quizás sea Jurasí, una prostituta diferente que trasladaba a sus clientes a los goces del pasado a través del placer presente. Una mujer en rebeldía con sus orígenes e incluso con su suerte como favorita de la emperatriz. Podría ser también don Estanislao Ruiverbe, genial inventor, audaz dentista y hombre del futuro, que ofrece un contrapunto a Damián y a su obsesión por el pasado.

Es usted una escritora novel, ¿ha tenido dificultades para publicar su novela? ¿Cómo lo ha conseguido?

Mi primer contacto con el mundo editorial me dio mucho ánimo y me hizo creer que sería posible publicar. El segundo, con una agente literaria, fue algo más realista y me habló del "gran público" y de lo difícil que sería publicar por primera vez. Ante este escenario lleno de obstáculos, he pretendido hacer el camino inverso: primero los lectores y luego la editorial. Esta estrategia justifica la autoedición y mi pasión no solo por escribir sino por promocionar y dar a conocer lo que escribo.

Autoedición y autopromoción. ¿Qué ha hecho hasta ahora para dar a conocer El librero de Zúpolis Preta ?

He hecho muchas cosas y sigo haciéndolas, desde enviar un ejemplar a la alcaldesa de Madrid, a Mercedes Milá -a su programa Convénzeme-, a un contacto en Telecinco, a otro en la Cadena Ser, a otro en La Vanguardia, a otro en El País, y a Kohell, un dibujante gallego que se interesó por una de las historias del libro para hacer un cómic (ya veremos).

Sigo organizando presentaciones en Las Palmas (en Canaima, ahora en el Club LA PROVINCIA) y en Madrid (mi colegio mayor, en la biblioteca municipal del pueblo de la sierra en el que vivo y en Panta Rhei, una librería del barrio de Malasaña), también en El sueño de Pepa, una librería indie de Valladolid. Por mi cuenta he publicado una reseña en la revista de mi colegio profesional de Actuarios. He donado ejemplares a las bibliotecas que tengo cerca. De vez en cuando llamo a librerías para enviarles un ejemplar, hay alguna que ha aceptado. También la he colocado en tres kioscos. La he enviado a algún agente literario de esos que no dicen ni mu.

¿Y las redes sociales?

También a través de Facebook en donde el protagonista tiene su propia página y cuenta cosas sobre su Zúpolis Preta, con su nombre actual de Río de Janeiro y, en general las cosas que a él le importan y que constituyen la razón de ser de la novela: la obsesión por el pasado de una ciudad alucinante y maravillosa.

Dígame, ¿cómo convencería a alguien de que lea su novela?

Si tienes sentido del humor, es una buena ocasión para darle rienda suelta y dejarte llevar.

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