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Un paseo en la oscuridad

Sarah Glidden reflexiona sobre el periodismo a través de un viaje por Turquía, Irak y Siria en 'Oscuridades programadas'

Otras de las viñetas del mismo álbum. LP / DLP

¿Qué es el periodismo? Existen varias definiciones que responden a esta pregunta, pero por lo pronto, cualquier reflexión acerca de la actividad relacionada con la recogida, elaboración y difusión de información para el consumo del público, debería girar fundamentalmente alrededor de la figura del profesional que ejerce esa labor.

Oscuridades programadas es un cómic que reflexiona sobre este tema desde el punto de vista humano, narrando en viñetas un viaje de dos meses de duración que cuatro norteamericanos emprenden a través de Turquía, Irak y Siria en 2010. Resulta que los cuatro valientes son una dibujante, dos reporteros y un ex marine, con lo cual los diálogos son una variopinta mezcla de remordimientos de conciencia, justificaciones bélicas, declaraciones pacifistas y arrepentimientos de toda laya. Por eso la pregunta que vuela en el aire a través de gran parte de las páginas es '¿por qué invadimos Irak?'. Aunque a veces parece que realmente se preguntan '¿había alguna justificación que no fuera estrictamente económica para cometer semejante tropelía con las funestas consecuencias que vivimos hoy?'.

La primera mitad de esta obra se centra en retratar y recoger las opiniones de los protagonistas entre las que en ocasiones se cuela una frase de algún que otro kurdo, que según parece son solo eso, kurdos, a pesar de que viven en Irak, lo cual demuestra el proceso de desintegración de ese país. Sorprendentemente el americanismo de estos kurdos es tan ingenuo que roza el absurdo, hasta que se recoge la experiencia de uno que intentó vivir el sueño americano emigrando a la superpotencia pero luego fue deportado. El recuerdo de su expulsión del primer mundo casi parece la caída del paraíso de Adán.

Finalmente, los viajeros cruzan la frontera siria y descubren lo que leído actualmente pone los pelos de punta, ¡aquel país era un remanso de paz antes de la Primavera Árabe! Inexplicablemente entre los numerosísimos monumentos y museos de Damasco sólo visitan el más feo y menos interesante, Panorama de la Guerra de Octubre, que rememora la guerra de Yom Kipur, pero, además, la narradora se centra especialmente en señalar a través de este lugar las buenas relaciones que Siria mantiene con otro país del eje del mal: Corea del norte. ¿Se imaginan por qué?

Nos encontramos ante un discurso que, a pesar de sus buenas intenciones, es incapaz de ahondar más allá de la superficie al estar ceñido a lo políticamente correcto, pero es que, además, Sarah Glidden, en su papel de guionista, trata de comparar el sufrimientos de los invasores con el de los invadidos, cuando el dolor que han experimentado ambos no tiene punto de comparación. En cuanto al estilo, las viñetas casi parecen pequeñas acuarelas de estilo naif que destacan por su colorido, pero que aportan algo de luz a una historia que contiene muchas sombras.

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