La arquitecta Evelyn Alonso Rohner (Las Palmas de Gran Canaria 1975) acaba de cerrar el capítulo de su tesis doctoral en la ULPGC con Mención Especial y Cum Laude ante un tribunal integrado por Elisa Valero, Ángeles Alemán y Antonello Alici. Dirigida por el catedrático de Proyectos Arquitectónicos José Antonio Sosa Díaz-Saavedra, LO INFRA-LEVE. Acciones y proyectos frágiles ( Infrathin Actions in Architecture, Urbanism and Performance Art), se trata de una investigación escrita en inglés -estudió la carrera en la Universidad Westminster de Londres- que remite a acciones frágiles o débiles que encadenan transformaciones y cambios profundos en el proyecto arquitectónico o en la ciudad. Parte de la tesis la realizó en Harvard con el artista polaco Krzysztof Wodiezco, conocido por sus proyecciones de vídeo a gran escala con enfoque político, y el teórico de la arquitectura K. Michael Hays. En 2009 obtuvo la medalla de oro en la Bienal Miami Beach, fue premiada en el concurso de ideas en el Estrecho de Beiring Interconexión y comunicación y en el de Rehabilitación de la Basílica de Nuestra Señora de la Merced en Madrid. En la actualidad ejerce la docencia en la ULPGC y forma parte del estudio Alonso + Sosa , además de escribir en revistas especializadas. Prepara una exposición en la galería Saro León con la obra del estudio.

Usted sostiene en su trabajo la relevancia de las acciones frágiles o débiles capaces de desencadenar transformaciones profundas en una ciudad. Sin embargo, en la arquitectura o el urbanismo contemporáneo no decae la 'gran idea', el 'acontecimiento', el 'icono'. Todos tratan de situar en el territorio un elemento llamativo de una firma 'estrella'. ¿Cree qué esto no va a cambiar?

Esta visión a menudo es el resultado de la simplificación. De no aceptar que las cosas pueden ser más complejas y formar conexiones más significativas, transformativas y a la vez sutiles. El efecto del icono en la ciudad se ha caído por su propio peso. Muchas ciudades en todo el mundo están encontrando poco a poco que sus propios modelos ya no dependen del icono. Incluso ciudades importantes con iconos históricos como París o Nueva York se les identifica hoy en día más por la manera de vivir en ellas que por sus iconos tradicionales.

"Lo que vengo a decir es que no fue el icono del Guggenheim lo que cambio Bilbao. Fue un cierto número de estrategias conjuntas las que hicieron que se regenerase toda una zona. El Guggenheim fue solo una de ellas. Estrategias que a veces son inapreciables pero que tienen capacidad de transformar, como mejorar el transporte y conectar el suburbio, o sacar la industria del interior de la ciudad y descontaminar su aire.

"Hay ciudades que entienden que no se trata de la gran idea. Mi tesis defiende precisamente lo opuesto. Creo que acciones débiles pueden ser incluso más potentes o transformadoras.

¿Qué le llevó a elegir esta materia para su tesis doctoral?

Me intriga y me seduce esta manera de abordar la arquitectura. También, escribir sobre aquello aparentemente invisible pero con una enorme capacidad para transformar la realidad. Elegí este tema por el interés de enfocar y mirar los proyectos de manera tangencial. Creo que este interés es constante en mi obra. Desde los proyectos que hice durante la carrera en Londres, a los proyectos y concursos que hice luego con artistas y compañeros arquitectos, como por ejemplo el proyecto de Barranquilla que fue premiado en la Bienal de Miami, con Laura González, hasta las obras puramente arquitectónicas. Creo que se puede detectar un hilo conductor en mi obra.

¿Tuvo algo que ver todo el cuestionamiento que aparece con la crisis ?

Opté por estudiar la incidencia de lo frágil en la arquitectura y la ciudad porque coincide con el momento surgido durante la crisis económica y de valores. También en las décadas de los sesenta y setenta se produjo una explosión de nuevas ideas. Es importante establecer conexiones con el presente para este tipo de investigaciones. Es en momentos de crisis económica y de valores cuando se percibe que la materia prima ya no es infinita, la sensibilidad se hace fundamental. El lograr el máximo efecto con la mínima materia por ejemplo, o ser conscientes y plantearnos el futuro a largo plazo, esto suele ocurrir en momentos de cuestionamiento. Son momentos de ruptura, de recolocación, de valorar nuestra condición. Ahora, al igual que durante la reindustrialización en los años de la postguerra, nos replanteamos el futuro. Por ejemplo, se exploran utopías o cuál será el papel de los robots en la sociedad del futuro. Estos mismos planteamientos se dieron en las décadas de los sesenta y setenta.

¿Cómo se puede llegar a la conclusión de que una pieza o un pensamiento frágil se convierte en clave en cuanto al futuro y presente de una trama urbana?

En realidad el efecto impactante o transformador de una idea se detecta sólo a posteriori. Cuando después de un tiempo, cada vez más breve, lees o detectas sus efectos sobre la sociedad o la trama urbana. Ahora mismo estamos viendo que la información de las SIG (Sistemas de Información Geográfica) - especialmente desde que la tenemos en la mano, a través del móvil - están produciendo importantes cambios en el modo de entender la ciudad, pero también cómo, a través de esa nueva lectura de la ciudad pasamos a construirla o proyectarla de un modo diferente. Hay que dejar por lo tanto cabida a los experimentos . A través de ellos puede comprobarse cuales funcionaron y tuvieron un impacto positivo o pudieron producir transformaciones prolongadas. Por eso en la tesis sostengo la importancia del experimento como método de proyectación urbana. Este enfoque se hizo evidente en las ideas de un gran número de pensadores, artistas y arquitectos de aquellas décadas.

Entiendo que hay un análisis exhaustivo de acciones en este sentido realizadas durante los años 60 y 70. ¿Fueron décadas más prolíficas en este sentido?

Creo que tuvieron una plataforma o una red creativa quizás más cohesiva y fueron marcados por su voluntad de ir contra el sistema, más contracultural. La contestación, la negación de los paradigmas urbanos y arquitectónicos fue muy fuerte, muy evidente. Sucedió por ejemplo en los Non-planners o los Anarchitects. Fue la negación en general; desde el rol del arquitecto hasta de la arquitectura misma. Esto suena muy contemporáneo claro, y por eso me interesa. Entendí que mi investigación debía estar relacionada con lo contemporáneo. Una lectura tangencial puede revelar entendimientos más sutiles de la historia.

Hablemos de alguno que se haya convertido en emblemático con el tiempo, e incluso insuperable frente a las grandes intervenciones que se desarrollan hoy día.

Emblemáticos no diría, pero tremendamente transformadores del tejido urbano hay muchos. Por mencionar algún ejemplo, podría hablar de dos que ilustran esta idea. Uno, podría ser el ascensor, que a pesar de su reducida dimensión produce uno de los cambios más drásticos de la ciudad al permitir multiplicar su densidad a través de la construcción en altura. Imagina qué superficie del planeta ocuparían las metrópolis caso de no existir el ascensor. Otro más reciente, será internet. Internet permite la ciudad fragmentada. Esto lo describo en mi artículo Superposición de Subjetividades.

"En la tesis hablo de acciones, instalaciones y arquitecturas débiles, de estructuras invisibles que son capaces de establecer un nuevo orden. Como por ejemplo la arquitectura efímera, la disolución de límites o las relaciones entre cuerpos.

"Estas Acciones Infraleves (que es el título de mi tesis) transforman nuestras ciudades y paisajes urbanos de manera constante. Son como experimentos continuos. Me interesa la idea de Olafur Eliasson de que los modelos son reales. Él habla de los modelos refiriéndose a maquetas y obras de arte, incluso a modelos de compromiso, modelos de percepción y de re?exión. El entender la arquitectura como algo transitorio, cambiante o como modelo es una idea muy potente e importante en nuestro mundo actual. Permite gestionar un mundo volátil de inmigraciones masivas o macroeventos, como por ejemplo el Kumbh Mela en la India

Uno de los aspectos trascendentales de esta época es la sociedad digital. ¿Se nos ha quedado antiguo el urbanismo actual? ¿Frente a este motor de cambio qué puede hacer la arquitectura para liderar una cierta organización del espacio social?

La ciudad cambia muchas veces a pesar de políticos, arquitectos, urbanistas, promotores etc.. Sobre todo hoy en día. Antes comenté lo de la ciudad fragmentada. Y me refiero a que la ciudad depende cada vez menos de una geometría concreta, o incluso de la diferencia entre el centro y el resto. Los GPS, hoy en la palma de la mano, nos permiten localizar cualquier evento o dotación en cualquier parte de la ciudad. Una tienda o un restaurante ya no tienen que estar vinculados al centro o a zonas comerciales. Puede estar en un polígono industrial. Y localizarlos es tan fácil, que llega a producirse un salpicado de dotaciones interconectadas solo por las redes invisibles de la información. Esto transforma radicalmente la ciudad. Afecta a todo, incluso al transporte, que se convierte más errático y menos ordenado. Ya no se pueden imaginar grandes vías o sistemas de transporte público rígidos como ha demostrado el fallido proyecto del bus elevado sobre carriles que pasaba por encima de los vehículos en China. Todo ha de ser continuamente flexible y adaptable a nuevas configuraciones. Estas nueva cartografías que se crean por millones de ciudadanos a tiempo real, transforman lo fijo en variable, y obligan ya a su consideración en cualquier decisión que afecte al planeamiento y el proyecto urbano. Los arquitectos más que nunca debemos ser sismógrafos de nuestro tiempo.

Hay por su parte una cierta reivindicación del artista. Me viene a la cabeza la Bauhaus y todo el debate interno que cristalizó en su interior.

Para crear hay que pensar, contrastar, experimentar. La Bauhaus o Black Mountain College ofrecían espacio para ello a sus alumnos y profesores; hay muchas otras escuelas de arte o arquitectura que a lo largo de la historia han permitido ese espacio vital de la creación. En la tesis se recogen especialmente los espacios artísticos experimentales que surgen fuera de ellas, como las comunidades de artistas al estilo del Downtown New York o grupos de arquitectos, como los Radicales italianos que trabajaron alrededor de una problemática concreta. Pero es fundamentalmente en el contexto real, urbano o social, donde se genera ese espacio de pensamiento donde se produce la convivencia con el arte. En este sentido el campo de las performance fue tremendamente esclarecedor. Las performance fueron acciones artísticas de interacción con el entorno social y urbano, que hicieron visibles las reacciones del cuerpo o del ser humano frente o en la ciudad.

En esta proyección que usted le pretende dar a lo débil y frágil le planteo la siguiente sugerencia: sucede que en la grandes obras vienen a ser los detalles los que consiguen humanizar el proyecto. Ocurrió, por ejemplo, con el Pompidou, cuyos primeros visitantes no daban crédito al ver como las instalaciones del edificio iban descubiertas.

Renzo Piano mantiene a lo largo de su trayectoria este pensamiento de cambio que describo en la tesis. Suscribo ese reconocimiento que usted hace de su obra. Y no creo que se deba a un afán de provocación. Hablando del Beauburg, un cuerpo desnudo provoca cosas distintas en contextos distintos. Pienso que eso mismo ocurre también en el arte, o como en nuestro caso, en la arquitectura: La búsqueda de la pureza en la idea. O la del proyecto que logra materializar un concepto.

Entiendo que debe existir un desafío. Muchas veces se desconoce cuál va a ser el desenlace. Imagino que ello será una de las señas de identidad de las acciones débiles.

La indeterminación es también una característica de nuestro tiempo. Simplemente gestionar y movernos en la indeterminación es un desafío. Especialmente para las generaciones que no crecieron con esta manera de navegar por el mundo. -Las acciones débiles encuentran su lugar ideal en la indeterminación y también lo encuentran en las discontinuidades o en la entropía. En la tesis sostengo que la ciudad no puede ser vista -ni proyectada- sólo como el producto físico y palpable del planeamiento o de las grandes infraestructuras. Se trata de localizar otras formas posibles de lo urbano, en buscar nuevos modos de usar el espacio, capaces de convivir con la incertidumbre, la inestabilidad o la indeterminación.

Habla usted de la evocación y de la memoria, también capaces de tejer un armazón 'espiritual' sobre una ciudad. Sin ir más lejos Berlín.

Por supuesto. La memoria o el concepto pueden ser tremendamente potentes. Y son invisibles o pueden ser independientes de la materia. Creo que ese entendimiento y acercamiento a la arquitectura es el que me interesa. La arquitectura que perdura, que construye memoria y se expresa más allá de la materia.

Existe algo seductor en esos barrios que acaban cumpliendo una función diferente a la que se pretendía cuando fueron construidos: Montmartre o Chueca.

Por eso sostenía antes que la ciudad escapa de lo previsible, y muchas veces por fortuna. Véase el caso de Brasilia, por ejemplo, donde la contaminación de lo planificado es lo que realmente permite vivir en ella. Cuando se intenta intervenir con estructuras duras a menudo se puede afectar el equilibrio sensible del tejido urbano y sus conexiones invisibles. Lo planteo de la misma manera que los biólogos entienden los ecosistemas.

"Por ejemplo, la economía de Mumbai en la India se basa en transaccionalidades que escapan al planeamiento. Hoy existen grupos de arquitectos, como PK-Das, que intentan este cambio a través del reconocimiento de la estructura interna de los enormes slum (barrios de chabolas) de la ciudad. También las tecnologías, como mencioné antes, hacen visibles estas relaciones menos evidentes.

"Por eso hay que ser muy cuidadosos cuando se interviene para no romper la fragilidad de estructuras sociales y urbanas. Las ciudades son muy resilentes pero no lo aguantan todo. Por eso hay que atender a lo frágil.