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Canarismos

Piña asada, piña mamada

Piña asada, piña mamada

El dicho expresa la conveniencia de obrar diligentemente, sobre todo en lo que respecta al trabajo y los negocios. Es decir, "al golpito" como quien dice, sin precipitación, pero sin dejadez, "sin prisa, pero sin pausa". Afrontando las tareas según vienen y sin postergarlas demasiado, concluyéndolas y haciendo efectivos los resultados o recogiendo los frutos de la faena. Este es -a nuestro entender- el sentido figurado más preciso que tiene el dicho "piña asada, piña mamada".

El refrán de inspiración gastronómica -digámoslo así- recurre al imaginario popular. Y para ello echa mano a una metáfora que nos traslada la imagen del asadero de piñas que son devoradas por comensales que las apañan apenas se apartan de la brasa. Este uso es propio o más común en las hogueras que todavía se encienden como restos de una costumbre ancestral de entre los muchos ritos solsticiales que perviven en la población autóctona de las islas. Se celebran como es sabido en fechas próximas al solsticio vernal. Data arrebatada al paganismo en nombre de la cristiandad y acomodada a la víspera sanjuanera en honor al santo homónimo así como a los días previos de las onomásticas de San Antonio y San Pedro. (En Canarias -seguramente- como parte del proceso de aculturación posterior a la conquista, aunque los ritos y simbología del fuego nos resultan universales). Las hogueras o 'fogaleras' surgen -como es sabido- de la recolección de arretrancos (muebles viejos, trastos y todo objeto inservible que arda) maderas, yerbajos, matos secos y alguna que otra planta aromática, y todo ello sirve para avivar la pira. Es costumbre asar piñas y papas a la lumbre de las fogaleras. Las piñas asadas son -al decir de muchos- un manjar, y hasta los hay quienes cuando el asadero se celebra en la playa remojan en agua de mar las piñas recién sacadas del fuego, antes de comerlas.

'Piña' se le dice en Canarias al fruto del millo: la 'mazaroca' -como se conoce en algunas islas- o mazorca de maíz. Que una vez 'descamisada', es decir, cuando se le quitan las farfollas, está lista para poner a secar o desgranar o bien para cocinar. Es ingrediente fundamental de la cocina isleña en potajes, pucheros, costillas con papas, para asar a la brasa o para tostar y moler obteniéndose así el preciado gofio de millo. 'Mamar' significa aquí comer con avidez, devorar con apetito, engullir, tragar con gusto. Y en sentido figurado, aprovechar y disfrutar oportunamente del resultado del trabajo realizado.

El consejo resulta útil a la hora de emprender negocios u otras actividades, a modo de principio a seguir: "piña asada, piña mamada". Recurriendo a este pleonasmo el dicho trata de imprimir rotundidad al enseñamiento contenido. A asunto concluido, hay que recoger los beneficios y a otra cosa, "no dejar dinero en la calle" y argumentos por el estilo que se suelen escuchar. Puede sugerir también moderación en lo que alguien se trae entre manos, y "no echarse a la boca más de lo que se pueda masticar". Razonablemente se sugiere hacer las cosas una a una, y sacar provecho de ellas según se vayan obteniendo resultados. "Mejor ir al golpito". Sembrando y recogiendo. "Mordiendo y soplando", ¡como los ratones!, máxima esta que goza de cierta afinidad con la comentada: "Piñita asada, piñata mamada".

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