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Cómic

En ropa de estar por casa

Con 'Confesiones de un hombre en pijama' Paco Roca pone fin a la trilogía sobre las ácidas observaciones de su alter ego

En ropa de estar por casa

Hasta ahora, a pesar del numeroso material que se publica semanalmente, no había visto ningún cómic que explicase cómo los bancos nos enseñaron a gastar el dinero que no teníamos, disparando la deuda privada que originó la deuda financiera; ni que denunciase que los ocho hombres más ricos acumulan una riqueza igual a la mitad de la población mundial más pobre, o sea, que ocho multibillonarios tienen el mismo dinero que 3.600 millones de personas.

Aunque parezca imposible, todo esto forma parte de las Confesiones de un hombre en pijama, que conjuga humor con cinismo y crítica social a partes iguales, creando un cóctel en el que junto a capítulos en los que el protagonista se queja de la automatización de la vida cotidiana, muestra sin diálogos que la globalización no es un fenómeno reciente, sino que comenzó con el descubrimiento de América. También vemos trasladarse a las viñetas la celebérrima escena final de El planeta de los simios en la que Charlton Heston termina llorando arrodillado en la playa frente a las ruinas de la Estatua de la Libertad, con la diferencia de que por arte de magia, el emblema neoyorquino se convierte aquí en la Dama de la Justicia.

Del mismo modo vemos que navegar por internet es como hacerlo a través de aguas infestadas de piratas, porque cada clic deja un rastro que muestra a la perfección quién es el usuario. No solo qué piensa o anhela, sino incluso su salud. Datos que no quedan en un limbo informático, sino que son recopilados por una serie de empresas que ganan millones suministrándolos a las multinacionales.

Pero no todo está dedicado a la tecnología o el capitalismo, porque Paco Roca también señala nuestra condición de animal irracional cuando demuestra que una de nuestras creencias más firmes, la certeza de que somos capaces de elegir libremente, es una ilusión ya que muchas de las decisiones que tomamos están determinadas por estímulos que procesa el inconsciente, el cual decide por nosotros diez segundos antes de que lo sepamos. Asimismo el autor nos muestra que la mayoría de los historietistas necesitan otros trabajos para sobrevivir, porque aunque dibujar parezca un hobby es una tarea dura e ingrata que requiere mucho esfuerzo y una enorme dedicación. A la vez revela como, por el contrario, las farmacéuticas son uno de los negocios más rentables y lucrativos, y por eso mismo suponen el principal obstáculo para la salud mundial. Las páginas están divididas en nueve viñetas del mismo tamaño que muestran un dibujo extremadamente sencillo, mostrando sólo aquellos detalles necesarios para seguir el argumento.

Con Confesiones de un hombre en pijama Paco Roca pone fin a la trilogía comenzada con Memorias de un hombre en pijama y continuada por Andanzas de un hombre en pijama, en la cual, además de recopilar sus tiras de prensa, incluye dos historietas nuevas realizadas ad hoc que no defraudarán a nadie, solo basta con ver a Isabel la Católica sacándose un moco delante de Cristóbal Colón.

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