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Canarismos

El que paga descansa?

El que paga descansa?

Aunque forma parte del refranero popular castellano, se trata de un dicho usual en Canarias. La máxima, en definitiva, aconseja y exhorta a ser diligente y saldar las deudas lo antes posible. Pues como señala un dicho afín muy antiguo: "Al buen pagador no le duelen prendas". Tiene el valor sinonímico de aquel otro refrán castellano que reza: "Paga lo que debes y serás señor de lo que tienes" que puede inducirnos a rastrear el origen de las deudas y sus perniciosas consecuencias en caso de impago. Ya en los albores de la civilización, en la sociedad sumeria, el incumplimiento de la obligación del pago de una deuda llevaba consigo que el deudor pudiera convertirse en esclavo del acreedor en una especie de "autopignoración" humana. Lo mismo ocurría en las demás civilizaciones mesopotámicas, en la antigua Grecia y en el Derecho romano. Y por señalar un ejemplo más próximo a nuestra tradición cultural: en la Biblia se contempla que el hombre libre pueda convertirse en esclavo del acreedor por no hacer frente a sus obligaciones (Levítico 25: 39-45). Y palmaria resulta aquella máxima contenida en Proverbios 22:7 cuando proclama: "El rico se hace dueño de los pobres; el deudor, esclavo del acreedor". En fin, que hasta en la Biblia está escrito, que es lo mismo que decir que "aquí no se salva ni dios".

Así las cosas, no resulta extraño que esta memoria en la "genética social" colectiva haya acompañado al concepto desde tiempos pretéritos, arrastrando consigo una larga sombra que parece seguirla a todas parte per secula seculorum. Este parece ser el sustrato ideológico del que está impregnado el término deuda, con todas sus implicaciones y consecuencias.

Se entenderá así que liquidar una deuda equivale a liberarse de un peso que se lleva consigo, y que sólo nos permite descansar cuando nos lo quitamos de encima. Es esto lo que justifica la expresión: "el que paga descansa". Premisa que muchas veces viene dulcificada con la ocurrencia que replica: "y el que cobra, más", como tratando de romper el rigor y dramaticidad de la anterior. De ese donaire propio del hablar de las islas, encontramos que en Canarias a la deuda se le denomina popularmente "droga" y al hecho de endeudarse: "endrogarse" o también "entramparse" (en el sentido de meterse en una situación incómoda de la que es difícil salir, especialmente de carácter económico). Se dice popularmente: "se endrogaron para comprarse un piso"; o "fulanito está de drogas hasta el cuello"; o "se metió en negocios, se endrogó y se puso la soga al cuello". Son expresiones comunes que trasladan la significación de aquel concepto arcaico de deuda.

Entre las expresiones afines está la que dice: "deberle una droga al diablo y querérsela pagar". Para referirse a cuando alguien se mete en un asunto complicado, en el que es muy probable que las cosas salgan mal. El término ("droga" con el significado de deuda) parece ser un arcaísmo, de etimología imprecisa, presente en las islas y en algunos lugares de América (tales como Chile, México o Perú). El asunto de tener pendiente una deuda se parangona en Canarias -de manera un tanto jocosa- con la droga, como algo de lo que no se puede prescindir fácilmente, que te atrapa y hasta, en cierto modo, priva de libertad al individuo. El rondar sólo la posibilidad de no poder hacer frente a las propias deudas -lo sabe bien quien haya estado "endrogado" alguna vez- se cobra, de sólito, más de una noche de insomnio. Pero también es verdad que tal posibilidad atormenta el sueño de quien debe cobrar su crédito. Por eso se dice -y no sin razón- rompiendo el rigor del dicho con cierta socarronería: "y el que cobra, más".

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