Resulta imposible contabilizar las bandas que se han subido al carro del post-punk en los últimos años. Pero pocas han logrado inyectar una personalidad a su decálogo que haga su sonido inconfundible. Uno de ellos es este grupo de Detroit que en este cuarto trabajo siguen transitando por un camino propio en el que tiene cabida elementos del pop y la música arty como demuestran títulos tan convincentes del tipo de Windsom hum o Up the tower. Su cantante, Joe Casey, realiza una mirada pesimista a la situación de su país relatada sin pelos en la lengua, pero con un nihilismo y una violencia más digna de los Dead Kennedys.