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Canarismos

¿Qué le pasa al nota?

¿Qué le pasa al nota?

El Diccionario recoge nota como voz coloquial usada para referirse a un individuo cuyo nombre y condición se ignoran o se omiten voluntariamente. Pero el "¿qué le pasa al nota?" parece ser un modismo propio de las islas. Hay quienes sitúan su origen en las zonas urbanas aledañas a los puertos. En tal caso, habría nacido -probablemente- al socaire de ciertos ambientes marginales alrededor de los mercados de las capitales canarias. Entornos donde -otrora, al menos- se trapichea con todo tipo de mercancía o género de comercio, sea lícito o ilícito o que bordea lo prohibido: desde un casal de pájaros, unas crías de palomas mensajeras o cachorros de presa canario hasta cualquier sustancia ilegal. Este mundillo que se sitúa también en ese territorio cuasi marginal de las zonas portuarias es nexo de conexión con el exterior por donde entran a la isla, no sólo mercadería, sino también modismos y usos de fuera.

El "¿qué le pasa al nota?" -en algunas zonas de Gran Canaria pronunciado "ar nota"- se expresa como desplante o corte ante cualquier entrometido que intente pasarse de la raya. Esta raya imaginaria se traza en el territorio virtual del mata, sujeto característico de este ecosistema urbano (y que con el tiempo viene llamado: buscavidas, changa, matao, ruina, ruinilla?, aunque todos estos términos no sean necesariamente sinónimos entre sí). En este universo urbano peculiar, el mata marca su terreno para que nadie se pase y hacer respetar los dominios donde campea o rulea a sus anchas buscando siempre algún bisne o trapicheo. (Quién sabe si legítimo heredero posgeneracional del cambullonero).

Dueño y señor de su esquina, fue consumidor pionero de la matita [léase: yerba, hachís, kifi, mariguana?] que ya se conocía en los aledaños de los puertos canarios desde los años 60/70.

La expresión se habría trasladado de estos ambientes al idiolecto marchoso de la época. Se escuchaba sobre todo en ambientes juveniles de las dos capitales canarias (Las Palmas de GC/Santa Cruz de Tenerife), pero también en otras zonas urbanas de las islas donde encuentra rápido acomodo entre los modos de expresión de su juventud. Si bien puede constatarse que su uso se conserva -hoy- sobre todo en Tenerife. Puede ser usado como jerga alegre y distendida o como advertencia mordaz, dependiendo del contexto y del hablante que la pronuncie. Casi siempre proferido respecto a un tercero ausente en la conversación. Puede decirse que su proliferación e implantación en amplios sectores juveniles hacen que trascienda del argot de sus orígenes.

Razón por la cual podría incluirse entre los canarismos de última generación con raíz en dominios periféricos del lenguaje que se localizan en los barrios y zonas marginales de las capitales canarias. Hasta tomar carta de naturaleza en la jerga marchosa a la que es coetánea, traspasando estas fronteras para instalarse en el lenguaje corriente juvenil y adulto de sectores bien definidos.

Con el tiempo, entre las generaciones más jóvenes, el nota pasa a ser reemplazado por otros modismos más recientes y foráneos: el tío/tipo. De modo que del "¿qué le pasa al nota?" toma mayor presencia entre las nuevas generaciones el "¿qué le pasa el tío este?" que sería la expresión sinónima más moderna.

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