La Provincia - Diario de Las Palmas

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Conquistador nato

Donald Trump (Queens, Nueva York, 1946), fundador y director ejecutivo de la Trump Organization, ya ha ganado algo sin pasar por las urnas. En cuestión de días el supermagnate se ha ganado ser el hombre más odiado para muchos mexicanos y latinos en Estados Unidos y para muchas mujeres. Porque también la ha emprendido contra el género femenino. Hace unos días le retiraron la invitación a una reunión con un grupo conservador tras sugerir que la moderadora del debate televisado entre los precandidatos republicanos fue dura con él porque estaba menstruando.

Trump ha desbancado al sheriff de Arizona, Joe Arpaio, acusado por el Gobierno federal de arrestar inmigrantes por su aspecto físico, y a la escritora conservadora Ann Coulter, quien recientemente dijo que los inmigrantes mexicanos eran tan peligrosos como los terroristas del Estado Islámico.

Trump quiere ser presidente en 2016 y el 16 de junio se lanzó a las primarias del Partido Republicano -en las que pueden votar todos los ciudadanos que se registren- provocando al personal. "México está enviando gente que tiene muchos problemas. Ellos están trayendo drogas, crimen. Son violadores".

La declaración, llena de prejuicios étnicos, ha conmocionado a los latinos y los ha unido en una gran piña contra el riquísimo empresario. La gran mayoría de los 33,7 millones de personas de origen mexicano que había en Estados Unidos en 2012, según el Pew Research Center, regentan negocios, tienen buenos trabajos y generan más de 17.000 millones de dólares al año.

Los inmigrantes reprochan a Trump que le han construido sus edificios, cosechan la comida que le alimenta y contribuyen a aumentar cada día una ingente fortuna de más de 4.000 millones de dólares repartidos en espectaculares propiedades como el resort Mar-A-Lago, en Palm Beach, casinos y toda clase de negocios inmobiliarios. Los mexicano-americanos conforman el 65 por ciento de la población hispana, unos 54 millones de personas, y para agradarlos aún más, Trump propone construir una gran muralla a lo largo de la frontera. "Nadie levanta muros mejor que yo", asegura con esa modestia suya. La prensa estadounidense recoge diatribas de todo tipo contra el todopoderoso precandidato. Le echan en cara que al criticar a los mexicanos olvida que muchos de ellos han dado sus vidas en las guerras de Estados Unidos. Basta ver la lista de soldados caídos en los conflictos de Irak y Afganistán, repletas de nombres hispanos.

Si alguien se frota las manos ésa es Hillary Clinton, aspirante a la nominación presidencial por los demócratas, exsenadora por Nueva York y con un discurso integrador, opuesto al de su rival, uno de los 13 precandidatos republicanos, entre los que figura Jeb Bush, el favorito, exgobernador de Florida, hijo y hermano de expresidentes, muy querido por la comunidad latina, por su matrimonio con una mexicana.

Hasta el alcalde de Miami, Dade, donde Trump tiene numerosas propiedades, ha declarado al neoyorquino persona non grata y le ha devuelto una contribución de campaña de 15.000 dólares. Shakira también brinda su apoyo a México. "Nadie viviendo en este siglo debería apoyar tanta ignorancia", asegura la colombiana. Ricky Martin cambió la sede de su torneo de golf benéfico, que se iba a jugar en un campo de Crandon Park, en Miami, y la actriz de origen español Eva Longoria aplaude la decisión de NBC de cortar relaciones con el empresario. Cher lo llama "bocazas y ególatra".

Fiel a su estilo, Trump aviva la hoguera: "México no es nuestro amigo. Nos están matando en las fronteras y nos están matando en los trabajos y el comercio". Desde luego, muchas amistades no le quedan entre los spaniards.

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