La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Lesiones de rodilla, temor deportivo

"La gran pregunta de los pacientes con roturas de ligamento cruzado es cuándo podrán volver a competir, ya que suelen querer estar curados 'para ayer", explica el especialista Antonio Maestro

Lesiones de rodilla, temor deportivo

Los ligamentos cruzados anterior y posterior son dos de los cuatro que forman parte de la articulación de la rodilla. Funcionan como estabilizadores primarios para garantizar su sujeción en los diferentes movimientos que realiza. En ocasiones, un cambio de dirección brusco o la hiperextensión de la rodilla pueden desencadenar lesiones o incluso roturas de estos ligamentos, que, además, pueden acompañarse de otros problemas asociados, como la rotura del resto de ligamentos, de los meniscos o del cartílago.

Antonio Maestro, cirujano ortopédico, traumatólogo y especialista en medicina del deporte, explica los principales aspectos acerca de estas lesiones que son más frecuentes entre los deportistas profesionales. El caso más cercano en la UD el de Javi Castellano, que se pierde toda la temporada por una lesión de meniosco. Para los deportistas pueden suponer toda una pesadilla: la necesidad de rehabilitación tanto antes como después del tratamiento, puede retrasar el momento de volver a competir.

Ligamentos cruzados anterior y posterior

Son dos de los cuatro ligamentos de la articulación de la rodilla, unos estabilizadores primarios o prioritarios que actúan de forma sinérgica y permiten la sujeción de la rodilla en los diferentes movimientos multiplanares que realiza. El posterior permite, en ocasiones, su tratamiento conservador al tener una posibilidad de curación, pero el anterior suele exigir su reconstrucción. Las roturas pueden ser totales o parciales y, por tanto, tener una mayor o menor inestabilidad, lo cual implica diferentes tipos de tratamiento.

Causas más frecuentes

A) Los traumatismos indirectos de torsión sobre la rodilla con el pie en apoyo, especialmente en las fases de frenada o de recepción del salto. B) Los cambios de dirección bruscos. C) También es posible -y no infrecuente- la lesión por hiperextensión, típico ejemplo durante el chute en el fútbol, cuando se falla el golpeo del balón, se da una patada al aire y se extiende la rodilla. No precisa el contacto o traumatismo contra algo o alguien. Se denomina mecanismo de autolesión fortuita, ya que habitualmente es el propio deportista el que se desequilibra y realiza un mal apoyo con giro de su articulación.

Principales síntomas

El primer síntoma es la sensación del propio paciente de que "se le ha salido y entrado la rodilla" y, a continuación, el dolor o la sensación de que la rodilla "no está segura". A las pocas horas, el derrame o acúmulo de líquido sanguíneo en el interior de la rodilla resulta evidente. En el momento de sensación de inseguridad conviene realizar la consulta con el especialista. En ocasiones, cuando la lesión se asocia a la rotura de otras estructuras, como el resto de ligamentos, los meniscos o el cartílago, la sintomatología puede variar: puede cursar con un bloqueo o con una mayor fase inflamatoria, al desprenderse fragmentos de dichas estructuras en el interior de la articulación, o al romperse otras estructuras que permiten el paso del derrame hemático o sanguíneo al exterior de la articulación. Se trataría de lesiones más graves, como las conocidas triadas o pentadas.

Estilos de vida

Todas aquellas situaciones, bien deportivas o laborales, que se encuentren dentro de los factores del riesgo traumático de las causas comentadas pueden tener una mayor prevalencia. De ahí el desarrollo de sistemas o estrategias de prevención en situaciones de riesgo. Sin duda, los hábitos de vida saludables, desde el punto de vista general, protegen de este tipo de lesiones. La actividad física o deporte, cuando existe competitividad por las marcas o resultados a obtener, es un hábito de verdadero riesgo, y donde debe hacerse trabajo profiláctico.

Prevención

Existen diversos programas de prevención. Todos ellos están basados en el fortalecimiento del tren inferior y especialmente desarrollados para su aplicación en deportistas. Se basan, fundamentalmente, en el equilibrio entre la fuerza y la flexibilidad de los grupos musculares inferiores y el denominado core (grupos musculares que se insertan en la zona lumbar, la pelvis y caderas). Este equilibrio exige, asimismo, un perfecto entrenamiento del llamado "control neuromuscular", esto es, la capacidad del deportista para controlar la adecuación de sus músculos al gesto deportivo específico, que no resulta fácil de realizar. Es aquí donde el trabajo colectivo entre el médico, fisioterapeuta, preparador físico y entrenador tiene su máxima importancia.

Varones y mujeres

Existe un mayor riesgo lesional en las mujeres, de algo más del doble de posibilidades, especialmente en aquellos deportes de pivotación y contacto, como el baloncesto, el fútbol, el balonmano... Ello explica que los trabajos de prevención vayan dirigidos especialmente hacia deportistas femeninas. Hay unos condicionantes anatómicos, por la constitución corporal, y de relación fuerza-elasticidad que hacen que el colectivo femenino sea más propenso a romperse el ligamento cruzado anterior.

Edad

Las lesiones son más probables en gente joven, porque es quien realiza más actividad física y, sobre todo, más actividad física de riesgo para esta ­lesión.

Diagnóstico

El diagnóstico se realiza mediante la anamnesis o realización de una correcta historia clínica, pues la descripción del mecanismo lesional ayuda a su sospecha. Se requiere poner de manifiesto la inestabilidad de la rodilla con maniobras específicas y realizar una resonancia magnética, para su confirmación, y, sobre todo, para conocer si existen lesiones asociadas, que también exigirán un tratamiento (especialmente, lesiones meniscales y/o del cartílago), y que pueden ser más graves que la propia lesión del ligamento.

Tratamientos aplicables

A) En el ligamento cruzado anterior, fundamentalmente, se aplica el tratamiento quirúrgico, aunque siempre dependiendo de tres características prioritarias: el grado de inestabilidad o su ausencia, la demanda funcional o actividad y la constitución del paciente. Teniendo en cuenta estas variables y el hecho de que en la rotura completa del ligamento cruzado anterior no existe capacidad de curación espontánea, el riesgo de producir la lesión de otras estructuras de la rodilla al presentar una inestabilidad es latente. Ello implica que la indicación quirúrgica resulte necesaria. B) Respecto al ligamento cruzado posterior, como sí existe posibilidad de curación, suele intentarse el tratamiento conservador, a excepción de en los casos en los que existan marcadas inestabilidades o en los que exista rotura del ligamento o de otras estructuras asociadas. Entonces se realiza, asimismo, cirugía reconstructiva.

Rehabilitación

Es necesaria desde el punto de vista preoperatorio, para que el paciente llegue al quirófano con el mejor estado funcional y con la menor fase inflamatoria posible de su rodilla. Y, por supuesto, también se precisa rehabilitación posoperatoria. Exige un trabajo muy conjunto con los equipos de fisioterapia. En el caso del deportista, exige, a su vez, un último eslabón, previo a la reincorporación al deporte, el denominado "reprogramación del gesto", que consiste en reeducar al paciente para que realice correctamente su gesto deportivo.

Principales dudas

Los pacientes suelen tener dudas en relación con su conocimiento de la técnica, sus posibles complicaciones y los protocolos a seguir posteriormente, pero, sobre todo, la gran duda y pregunta es: "¿ cuándo estaré listo para volver a competir?". Generalmente, el deportista suele querer estar curado "para ayer". "La gran pregunta de los pacientes con roturas de ligamento cruzado es cuándo podrán volver a competir, ya que suelen querer estar curados 'para ayer'", explica Maestro.

Compartir el artículo

stats