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Suspenso en pescado azul

Una encuesta de la Fundación Española del Corazón revela que el 52% de los españoles no consume la cantidad recomendada de pescado graso: dos raciones a la semana

El 52 por ciento de la población española no consume la cantidad de pescado azul que establece la dieta mediterránea y recomienda la Organización Mundial de la Salud: dos raciones a la semana. "Es un porcentaje muy bajo, teniendo en cuenta que el pescado, y concretamente el azul, es un elemento esencial en nuestra dieta mediterránea, de la que se sabe que influye en la menor mortalidad por enfermedad cardiovascular en España respecto a otros países", apunta Leandro Plaza, presidente de la Fundación Española del Corazón (FEC).

Esta institución privada, sin ánimo de lucro, que tiene como objetivo principal la prevención de las enfermedades del corazón mediante la educación sanitaria de la población, ha realizado una encuesta de consumo de pescado azul entre dos mil personas mayores de 40 años, quienes presentan mayor riesgo cardiovascular. Los datos obtenidos revelan que Cataluña y Baleares son las dos comunidades donde menos se consume (sólo el 38 por ciento de los encuestados), frente a las regiones del Sur, que presentan las tasas más altas: el 55 por ciento toma las cantidades suficientes.

El pescado azul, y sobremanera la sardina, el salmón, la caballa y los boquerones, es rico en ácidos poliinsaturados omega 3, que contribuyen a mejorar la salud cardiovascular, el fin último de la FEC. Y es que la patología cardiovascular sigue siendo la primera causa de muerte en España (el 30,09 por ciento del total de fallecimientos). En Europa, la cifra media de mortalidad por este motivo se sitúa en un 46% y en algunos países llega hasta el 65%.

El estudio de la FEC se centra en la población mayor de 40 años porque al traspasar la barrera de esta edad existe mayor riesgo cardiovascular. "A partir de los 40 comienza a aumentar el riesgo de cardiopatía isquémica y, según el estudio de Framingham, es el momento en que se empiezan a añadir los datos de edad a las fórmulas de cálculo de riesgo. Esto ocurre principalmente en los varones. En la mujer, el riesgo comienza hacia los 50 años, cuando disminuye la protección debida a los estrógenos", explica María Elisa Calle, coordinadora del programa de alimentación y salud de la Fundación Española del Corazón y profesora de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Complutense de Madrid.

La dieta mediterránea recomienda consumir cuatro raciones de pescado a la semana, dos de ellas azul, porque al tener más cantidad de grasa contiene mayor concentración de ácidos poliinsaturados omega 3. Dos de estos ácidos son el docosahexaenoico (DHA) y el eicosapentaenoico (EPA). El primero "participa en el desarrollo del sistema nervioso central. Además, tiene efecto beneficioso en la función endotelial (a nivel de la pared interna vascular) y mejora el perfil lipídico, aumentando los niveles de colesterol bueno, el denominado DHL", explica la doctora Calle. Por su parte, el EPA, añade, "es un ácido graso que tiene cierta actividad antitrombótica, por lo cual disminuiría de forma discreta el riesgo de trombosis".

A la hora de analizar el consumo de pescado azul por edades, sólo el 42% de las personas mayores de 65 años consume suficiente cantidad, una cifra que se incrementa diez puntos porcentuales (52%) en la población con edades situadas entre los 40 y 50 años.

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