Mantener una conversación con Pedro Abreu tiene sus riesgos. Tal vez sin pretenderlo, sus palabras siempre terminan por despertar de su letargo a un apetito que se transforma en voraz. Esta sensación descontrolada empieza a germinar como una flor de temporada en busca de su alimento. Con Pedro Abreu hablar de recetas tan ricas como sus crepes rellenos de plátanos en salsa de naranjas o sus pastel de queso con toffe es algo normal; además, le encanta. Sobre todo poder compartir ingredientes, y recordar con detalle esas comidas que hacía su abuela, o una señora que conoció en el norte y que prepara la mejor carne de cabra que jamás había probado. También se enfada si al probar un plato percibe que se está engañando al comensal con una receta mal hecha, con un menú maltratado que sólo consigue hacer huir a nuevos clientes. El boca a boca siempre funciona en esto de recomendar un buen restaurante.
La pasión por la buena cocina le viene a Pedro Abreu de familia. Sus padres regentaban en Santa Cruz de La Palma el famoso bar Cervantes, un lugar habitual en el que se podían degustar tapas de gran calidad. A los 14 años, como no le gustó mucho eso de estudiar, tuvo que ponerse detrás de la barra. Entonces empezó a descubrir que aquel podía ser sin duda su camino. Poco a poco, viendo lo que hacía su padre, decidió probar. Se acuerda que uno de los primeros platos que hizo fue unas papas rellenas. El gusanillo de hacer cada vez mejores recetas hizo que se prodigara en inventar y recrear aquellos guisos. Compaginó la práctica con el aprendizaje teórico a través de la lectura de todo tipo de libros relacionados con la cocina.
Con el paso del tiempo, Pedro Abreu Castañeda ha llegado a convertirse en un referente de la gastronomía palmera y canaria.
Después de sustituir a su padre al frente del reconocido bar Cervantes, Pedro llegó a ser jefe de cocina de diversos restaurantes. Además, impartió clases en el Instituto de Formación Profesional Virgen de Las Nieves, para después ponerse al frente de la cocina del Hotel la Hacienda de San Jorge durante sus últimos 17 años de vida laboral, en la que además cosechó importantes reconocimientos, como el primer premio Gastrocanarias La Palma, en 1994.
Otras Tapas
A sus alumnos siempre les decía que para llegar a convertirse en un gran cocinero hay que dejar trabajar a la imaginación. Se acuerda que en una ocasión le pidieron que se encargara de la elaboración de un menú en un acto organizado por el Cabildo de La Palma y decidió destapar el tarro de sus esencias, "Cogí una papas arrugadas, papas buenas de la tierra, las rompí y les puse por encima caviar. Aquello tuvo un éxito tremendo, la gente me decía cómo se te ocurrió hacer eso, y así son las cosas, hay que dejar volar la imaginación".
A Pedro Abreu le gusta recorrer las islas, sobre todo los pueblos de La Palma, y probar lo que se hace en otros fogones. Cada vez que descubre una nueva receta la guarda con mimo. Para él este hallazgo es casi como recibir un regalo. También reconoce que hay que saber añadir nuevos ingredientes, mejorar lo que forma parte de la gastronomía local. Sin renunciar a los buenos productos de la tierra hay que estar dispuesto a innovar con ciertas dosis de criterio.
En su afán por mostrar nuevas propuestas en el año 2010 se decidió a publicar su primer libro, Otras tapas. Una publicación en la que recoge casi un centenar de recetas que ha creado a lo largo de su trayectoria profesional.
La idea del libro surgió como muestra de su enorme interés por enriquecer la gastronomía: "Cuando entro en un bar y veo que la carta se mantiene con las tapas de siempre, que si ensaladilla, tortilla, eso me molesta. Se pueden hacer otras cosas, ofrecer más variedad y llamar la atención del cliente".
Para este palmero, apasionado de su profesión, hay que saber combinar la raíz, la tradición, con las novedades que aparecen cada día. Por eso no resulta extraño que se afane por buscar nuevas fórmulas, otras combinaciones pero jamás se olvida de las comidas que se han hecho siempre en La Palma. Como el arroz con chicharro republicano, una de las recetas de pescado auténticamente palmeras que Abreu ha logrado rescatar. Cuenta Pedro que el nombre de este plato se le puso en su día por los chicharros que se utilizan en este guiso, "era un chicharro muy pequeñito que llamaban republicano porque, según su teoría, había muchos".
Esta receta se incluye en el libro La Palma sabe a Mar, impulsado por la Cámara de Comercio y el Cabildo de la Isla, y cuya finalidad fue la de proponer a los restaurantes de la isla que la incluyeran en sus menús.
No cabe duda que Pedro Abreu Castañeda se muestra como un hombre con enormes inquietudes. Hace algunos años también se unió a una propuesta gastronómica muy interesante, la "Ruta del Gallo". Un encuentro que permite descubrir las creaciones de los chefs más auténticos del Archipiélago.
En su última edición ganó una tapa de Alejandro de la Nuez, el jefe de cocina del Hotel AC Gran Canaria. Este chef conquistó al jurado con su plato "Costilla de cochino negro con espuma de papas, crema de piña, tierra de almendraros de La Palma y guasacaca". Una receta que combina la tradición y la modernidad, mostrando el camino por el que debe ir la rica gastronomía de las islas.
Pedro Abreu también destacó la intervención en este concurso del joven palmero William Lorenzo con su "bombón de conejo en salsa". Afortunadamente, Canarias sigue demostrando que con sus productos y sus buenos cocineros se pueden seguir haciendo auténticas delicias. Como este rancho que propone Abreu Castañeda.
