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Modos de educar

Actitudes de los padres durante el crecimiento que pueden condicionar las futuras personalidades de sus hijos

Entendemos por "estilos educativos" el conjunto de ideas, creencias, valores, actitudes y hábitos de comportamiento que los padres mantienen respecto a la educación de sus hijos. Cada persona guía su actuación por lo que constituye su "filosofía de la vida". Las personas, inmersas en un medio social, reciben las influencias de ese medio a través de modelos tanto directos (padres, hermanos, profesores) como indirectos (televisión, cine, literatura). Este proceso de modelado, facilita la adquisición de dichas ideas, creencias, valores, que constituyen el propio modo de percibir el mundo y de ver la vida. Dentro de las distintas clasificaciones realizadas según distintos criterios, presento los estilos educativos : sobreprotector, inhibicionista, punitivo y asertivo.

Padres sobreprotectores. Los padres de este estilo piensan que son totalmente responsables de lo que le ocurra a su hijo, y de procurarles que disfruten todo lo posible, ya que la vida ya trae bastante sufrimiento. Siempre ven a su hijo demasiado pequeño, dramatizan cualquier situación adversa creyendo que puede producir traumas en sus hijos. Dan continuamente consejos acerca de cómo deben o no deben actuar. Realizan frecuentes llamadas de atención sobre los riesgos o peligros. Tienden a dárselo todo hecho. Castigan verbalmente o gestualmente los intentos de actuar bajo iniciativa o autonomía personal. Fijan su atención en las imperfecciones y en los errores del niño, reafirmando las propias creencias de inexperiencia e incapacidad para actuar solo. Elogian y animan las conductas de búsqueda de apoyo. Para los hijos las consecuencias son que suelen tener una valoración y percepción negativa de su propia imagen; pueden presentar retraso en el aprendizaje de habilidades de autocuidado; manifestar miedo ante actuaciones que impliquen ser autónomo; carecer de iniciativa y se muestran despreocupados en sus responsabilidades.

Padres inhibicionistas. Este tipo de padres piensan que cuanto antes comprueben sus hijos la dureza de la vida, mejor. Creen que si resuelven sus propios problemas, impiden que aprendan. Les molesta y se enfadan cuando el niño les pide ayuda o se muestra dependiente de ellos. Tienden a castigarle aleatoriamente sus comportamientos inadecuados y por el contrario no lo animan o elogian ante sus logros. Al no prestarle la suficiente atención, se expone al niño a influencias no controladas (televisión, amigos, etc.). Por su parte los hijos que tienen este tipo de padres, habitualmente presentan errores e insuficiencias en el desarrollo de habilidades de autonomía, autocuidado personal y habilidades sociales; necesitan el apoyo de las figuras de autoridad y sufren ansiedad ante gran variedad de situaciones debido a su inseguridad personal.

Padres punitivos. Estos padres actúan de una manera intransigente convencidos de que hay una forma adecuada de comportarse y los hijos deben aprenderla. Creen que los hijos tienen la obligación de obedecer, hacer lo que ellos les dicen cuando y como se lo dicen, Utilizan el castigo ante cualquier desviación, de forma aleatoria y con muchas amenazas. Ignoran el comportamiento adecuado, pensando que es su deber y solo elogian el comportamiento excepcional. Los hijos pueden desarrollar un concepto de sí negativo ya que reciben constantemente críticas a su persona, relacionadas con su conducta; su proceso de toma de decisiones es a través del fracaso o el castigo, no del éxito; sienten rencor; presentan frecuentes conductas de evitación o justificación; tienen escasa iniciativa, y presentan estados de ansiedad crónica y generalizada.

Padres asertivos. Son personas que se sienten a gusto consigo mismas y confían en las capacidades de sus hijos, formándose expectativas positivas y realistas sobre ellos. Piensan que el niño necesita aprender a comportarse adecuadamente, a adquirir hábitos y destrezas. Saben que aprenderá progresivamente pasando por fases de imperfecció. Se sienten tranquilos mientras comprueban los progresos de su hijo. Les satisface que el niño cumpla sus instrucciones pero permiten que exprese sus gustos y deseos. Los padres asertivos fijan su atención en los progresos más positivos de la conducta de sus hijos, elogian y valoran tanto el esfuerzo como el logro. Castigan con firmeza y regularidad las conductas inaceptables, ignorando pequeños errores, fallos o imperfecciones, destacando especialmente el comportamiento excepcional. Los hijos educados bajo este estilo aprenderán a discriminar y generalizar los aprendizajes positivos; crecerán y se desarrollarán con seguridad, con autonomía e interés para alcanzar las metas mayores; tolerarán los castigos sin efectos nocivos para su desarrollo personal; tomarán decisiones en función de las consecuencias que esperan obtener; progresarán en competencia bajo su propia iniciativa; apreciarán y respetarán al adulto, y desarrollarán un auto concepto y autoestima positivos.

(*)Psicólogo Clínico-Psicoterapeuta

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