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Viajes / Paisajes del otoño romano La iglesia y la plaza Navona ilustran la gran rivalidad entre Bernini y Borromini, que marca la Roma barroca

Sant'Ivo alla Sapienza

Vista del patio interior de la iglesia de Sant'Ivo alla Sapienza. M. T. A.

Roma es fuente inagotable de belleza. En cualquier rincón, en cualquier esquina se descubre algo nuevo. Es tal el espectáculo que ofrece que es imposible captarlo todo. Además, la luz, que siempre obra prodigios, en el otoño romano, hace milagros.

Paseando por el Corso dei Rinascimento, según la hora del día, cobran mayor importancia los edificios de una u otra acera. Si lo haces por la tarde descubres la preciosa fachada barroca del Palacio Madama, hoy sede del Senado, que antes fue la residencia de Margarita de Parma, hija natural de Carlos V. En esa casa que, precisamente se llama Madama, por ella, nació su hijo Alejandro Farnesio.

Unos metros más adelante en dirección al Corso Vittorio Emanuelle, mirando a la iglesia de Sant' Andrea della Valle, donde está enterrado el papa Pío II, Eneas Silvio Picolomini, creador de la localidad de Pienza, en la Toscana, existe un soberbio edificio con una deteriorada fachada que podría pasar desapercibido entre los muchos inmuebles que de estas características se asientan en la ciudad, pero una placa en la que se lee; Archivio Di Stato, Sant' Ivo alla Sapienza, hace que te detengas.

Aunque se informa que sólo se puede visitar la iglesia de Sant'Ivo los domingos por la mañana, una enorme y desgastada puerta, casi siempre entreabierta, invita a mirar dentro del edificio. En cuanto te asomas un poco, un empleado acude para informarte de lo que ya sabes, si has leído el cartel

-No puede usted verla hasta el domingo ¿sabe que Sant' Ivo es el patrono de los juristas?- Me pregunta casi convencido de que no lo sé, y sigue diciendo.

-Lo han elegido a él porque después de estudiar leyes en La Sorbona, dedicó todos sus conocimientos para defender a los pobres ante los tribunales. Este es un buen sitio para que la iglesia lleve su nombre. Este palacio fue la sede de la antigua Universidad de La Sapienza. Pero pase usted puede ver el patio

Lo que destaca nada más atravesar la puerta del palacio es la curiosa cúpula de la pequeña iglesia perfectamente integrada en el amplio y bien proporcionado patio.

HCuando el papa Inocencio X, encarga la obra a Borromini, el palacio ya existía y debía incluirla como un elemento más del patio. Y ya ve de que forma lo consiguió. Era el mejor- me asegura el conserje muy emocionado.

No puedo evitar el pensar lo emocionante que resulta ver como varios siglos después de haber vivido el artista siga despertando pasiones en los seguidores del arte.

-No sé usted que pensará, señora, pero yo prefiero a Borromini antes que a Bernini.

-Resulta complicado decantarse- le digo- los dos eran excelentes artistas. Sin ellos la Roma barroca no existiría.

-De acuerdo, pero no se pronuncia porque no es usted romana. Cuando vea el interior de la iglesia me entenderá.

Me despido del simpático y artísticamente apasionado conserje y en espera del domingo me acerco a lugares comunes donde los dos grandes creadores barrocos dejaron su huella.

Enfrente de Sant'Ivo se encuentra Piazza Navona con la preciosa fuente de los Cuatro Ríos, de Bernini. Allí le hago una fotografía a la escultura que representa al río de la Plata y que, según la leyenda, levanta su brazo aterrada porque teme que la iglesia situada enfrente, Sant"Agnese in Agone, hecha por Borromini pueda venírsele encima. Leyenda falsa porque cuando se hace la iglesia la fuente ya existía.

Al margen de las leyendas lo cierto es que existió una gran rivalidad entre ellos. Siendo los dos excelentes artistas, el carácter desenfadado, simpático, el saber comportarse en sociedad que mostraba Bernini le abrían muchas puertas. Mientras que Borromini, hombre retraído, callado, taciturno huía de la vida social. Sin duda el famoso de entonces era Bernini no sólo por su comportamiento sino también porque en aquel tiempo las fachadas de casas y palacios gustaban de contar con esculturas y adornos. En este sentido Bernini era escultor excelso que buscaba despertar el sentimiento, que jugaba con la luz para provocar emociones. Bernini quería acercar a Dios por medio del sentimiento que sus formas apasionadas despertaban. Mientras que Borromini buscaba la perfección, el escueto mensaje. Pretendía llegar a Dios manteniendo un orden racional, algo que se puede comprobar al visitar Sant'Ivo que, con razón, está considerada obra maestra de la arquitectura barroca, en la que el movimiento es pieza esencial: en Sant'Ivo resulta palpable

Dicen los estudiosos que, Borromini al verse obligado a integrar el nuevo espacio de planta centralizada al edificio ya existente, lo logra desarrollando un esquema que guarda relación con la estrella de David, símbolo de la sabiduría. Procede, aseguran, con una sorprendente limpieza geométrica, como si demostrara algún teorema, obteniendo por la yuxtaposición de dos triángulos equilateros una planta estrellada de perfil mixtilíneo. El resultado es de una originalidad extraordinaria. La iglesia es toda blanca, decorada de estuco del mismo color, sin columnas, con capillas cóncavas y una cúpula en forma de estrella, como la planta, en la que se abren seis ventanas. Pero lo verdaderamente sorprendente es la forma que Borromini le da al campanario, que se alza sobre el orificio central de la cúpula.

El campanario de Sant'Ivo es único en Roma. Está formado por una espiral perfecta rematada con una estructura de hierro forjado que, como una llama, sostiene una esfera y una cruz. Totalmente novedoso entonces y ahora, porque aún hoy destaca en medio de una ciudad que se caracteriza por sus enormes cúpulas. Con razón se dijo que Borromini esculpía el espacio.

Al irme de Sant' Ivo, el amable conserje quiere conocer mi impresión. Le digo que me ha emocionado, que es algo especial y sobre todo que me encanta el efecto de la luz que baja desde la cúpula iluminando la blanca iglesia. El hombre sonríe asintiendo y me da una especie de folleto donde se pueden leer unos párrafos del Libro de La Sabiduría:

"La Sabiduría es más ágil que cualquier movimiento;

A causa de su pureza, lo atraviesa y penetra todo

Ella es el resplandor de la luz eterna..."

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