La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Protagonistas de la cocina tradicional canaria (15) Eva Padrón

La comida que todos quieren probar

Por la casa de esta majorera en el municipio de Betancuria han pasado diversas personalidades y políticos destacados y, por supuesto, sus amigos. Nadie se resiste a su comida, a sus sabrosos pucheros y a su trato. Eva Padrón se deja querer al poco de conocerla.

El pollo en salsa, una receta sencilla y de buen sabor. CARLOS DE SAÁ

Habla despacio, deteniéndose en las palabras, en la historia que quiere contar. Y de inmediato, Eva Padrón invita al recién llegado a que se tome algo, en su hermoso jardín o en la cocina, donde prepara sus delicados platos, "cosas normales, los que hace cualquier ama de casa", dice casi ruborizada. Ella siempre tiende a quitarse importancia, como si todo lo que hace, lo que sabe, todo lo que quiere aprender no fuera suficiente para envidiar su buen ánimo y su pasión por la vida.

Estos días está especialmente preocupada por los actos terroristas que la llenan de angustia y de pena por el sufrimiento de los franceses. El ayuntamiento de Betancuria mantiene un acuerdo con asociaciones de la tercera edad de Francia y han establecido una serie de intercambios que supone que grupos de franceses vienen hasta Fuerteventura y son acogidos en casas de vecinos del municipio y al revés. Eva fue hace unos años hasta Normandía.

Le resultaron especialmente llamativos los castillos, "tan grandes y tan bonitos". También pasaron por París y vio la torre Eiffel. Para alejar su pena, Eva prefiere hablar de la comida francesa, "la verdad es que no me gustó mucho, sobre todo el queso". Lo dice, y se queda ahí, como si le diera reparo compartir lo que realmente pensó cuando aquellos franceses "tan amables" donde le tocó quedarse esos días sacaron un buen pedazo de queso "lleno de agujeros y con una peste, que aquí eso lo tiramos a la basura".

La risa contagiosa se extiende por toda la casa, por esta vivienda llena de flores en lo alto del barrio del Membrillo, en La Vega. Más allá, en un gallinero hecho con maderas y con el esfuerzo de su marido, mantienen a un gallo. "Antes teníamos gallinas, pero dan mucho trabajo, y a él (al gallo) lo tenemos porque me gusta oírlo cantar".

A Eva le gusta mucho la naturaleza, los árboles, las matas que dan fruta, los higos, que se secan al sol, pero sobre todo le apasionan los pájaros. Le gusta verlos como se posan en las palmeras que hay junto a su patio, y escuchar su canto.

Cuando era pequeña le gustaba ir a los nidos y trepar hasta lo alto. Una vez se atrevió a llevarse tres huevos. Se puso tan feliz, que se echó a correr para enseñar a su madre ese gran tesoro, con tan mala fortuna que se cayó al suelo y con ella los huevos del nido. Aún recuerda todo lo que lloró, y desde ese día prefiere verlos de lejos, seguir su vuelo y esperar hasta que vuelven a cantar, y así le alegran la mañana.

Pucheros gigantes

Con Eva Padrón se pueden hablar de muchas cosas. De sus poesías, esas que guarda en la memoria y que de vez en cuando recita. En ellas habla de su tierra, de Tindaya, de su nieta, del hermano que se fue a la guerra. Cuando recita le pone tanto sentimiento que a veces tiene que parar, los ojos se le llenan de lágrimas, entonces respira, y vuelve a coger el hilo.

Como el tiempo en La Vega va tan despacio también puede hacer otras muchas cosas. Por la tarde suele acercarse hasta el centro de la Tercera Edad de Betancuria. Le encanta subir hasta el pueblo y ensayar los textos de las obras de teatro en las que participa. Al principio le daba un poco de vergüenza, pero ahora ya no, eso se le pasó. Sobre todo porque se siente feliz subida en un escenario y recitando sus versos, o los de otros.

Dice que cuando era pequeña, y vino de visita el Gobernador Civil ella fue la encargada de leer un poema de bienvenida en la plaza del pueblo. Desde entonces, el gusanillo de la interpretación se le metió dentro y cada vez que puede participa en todos los espectáculos que se organizan tanto desde la asociación como desde el Ayuntamiento.

La casa de Eva Padrón está abierta para las visitas y los buenos vecinos. Su fama de excelente cocinera se extendió poco a poco, y así, un buen día apareció por la puerta el que entonces era presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, acompañado del anterior presidente del Cabildo de Fuerteventura, Mario Cabrera. Venían a probar su puchero, ese plato especial que los majoreros preparan en los días señalados. A diferencia de lo que sucede en el resto de las islas, en esta tierra, pródiga en baifos y cabras, también se le pone esta carne al plato. Eso supone que para elaborar esta receta, la cocinera debe tener muy buena mano, de lo contrario la carne de cabra podría echar a perder este suculento plato de la gastronomía de las islas. El secreto está en la forma en la que debe limpiarse la carne, pues si se hace mal, "el tufo estropea la comida". Los calderos que utiliza para este puchero son tan grandes que los tiene que guardar en el garaje, en la cocina no hay estante que soporte el peso.

Contaba su marido, Amaranto, que en los días de fiesta llega tanta gente a su casa, que a veces les cuesta reconocer a muchos. Por allí se juntan familiares, conocidos, y otros invitados que aparecen a última hora y a los que ellos siempre atienden de la mejor manera.

Eva Padrón parece feliz. Desde lo alto del Membrillo, puede verse una imagen hermosa de La Vega. Las palmeras que agitan los brazos largos y las casas pintadas de blanco que parecen lunares lejanos, lunares dispersos. A lo lejos el canto de un gallo anuncia como un reloj que es hora de entrar dentro. La tarde se ha puesto ventosa y se aconseja azocarse un poco.

Compartir el artículo

stats