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VIAJES

Leipzig, la ciudad de los libros y los músicos, cumple mil años

La capital de la antigua República Democrática Alemana, sede de una prestigiosa y vetusta Universidad, sigue siendo una localidad desconocida

Panorámica de la ciudad. LP / DLP

A finales del año 1.015, hace ahora diez centurias, se fundó la hermosa y recoleta ciudad alemana de Leipzig, que destaca por su actividad musical y universitaria, pionera en la edición de libros, y que pese a encontrarse a tan solo a una hora de tren de Berlín, la capital de la antigua República Democrática Alemana, sigue siendo, comparativamente, una localidad desconocida. En ella nació, por ejemplo, Richard Wagner, y desarrollaron la mayor parte de su vida y obra Juan Sebastian Bach, Schumann, Mendelsson o Telemann, entre otros muchos destacados músicos. El más emblemático de los escritores germanos pasó en Leipzig sus años de estudiante universitario -si bien más asiduo de sus vistosas cantinas que de las aulas, y la bautizó, como sigue figurando en los folletos turísticos, como "un París en pequeño". En su prestigiosa y vetusta Universidad se formaron los filósofos Leibnitz, oriundo de la ciudad, Fichte y Nietzsche, que nació en la muy próxima localidad de Röcken.

Numerosos conciertos y actividades culturales han sido programados a lo largo de este año, para festejar el cumpleaños número mil, desde la fundación de esta hermosa ciudad, apacible y ajetreada a partes iguales, un valle urbano que rezuma piedra, acero y bronce, y pionera tanto en la artesanía de la impresión editorial como en el comercio, con sus célebres Ferias de muestras. También lo fue en la reivindicación de una Alemania reunificada, a partir de las multitudinarias manifestaciones de sus vecinos, en los años ochenta (la llamada Revolución pacífica), que constituyó el detonante de la caída del muro de Berlín. Por lo demás, en su castillo de Pleissenburg, en el verano de 1519, Martín Lutero discutió 23 días seguidos con el emisario del Papa León X, lo que fue el inicio de la propagación de sus tesis y el motivo de su excomunión, al año siguiente.

Las iglesias de San Nicolás y Santo Tomás son, por así decirlo, los pechos totémicos del abigarrado casco histórico, delimitado por un anillo (ring) de zonas verdes donde antaño estuvieron las murallas, con 15.000 edificios catalogados y surcado por más de 30 pasajes, que recuerdan el esplendor comercial de las décadas previas a la II Guerra Mundial. De un cierto toque kitsch, por el profundo contraste de la fachada románica y gótica y el interior neoclásico, con capiteles floridos de tonos salmón y pastel, la Nicolaikirche es célebre por aglutinar las Montagsdemostrationen, las manifestaciones pacíficas de cada lunes, desde 1982 a 1989, en pro de la reunificación de Alemania. De factura más elegante, de un gótico tardío y con una torre barroca, en la Thomaskirche se exhiben la pila bautismal de Wagner y la tumba de Bach, que dirigió su coro el último tramo, muy fértil, de su vida: de 1723 a 1750. En sus imponentes y altísimas vidrieras se incluye un homenaje a Lutero y, a la entrada, se encuentra una curiosa estatua de Bach con los bolsillos por fuera, en el recordatorio de su frecuente objeción de no llevar dinero encima... Cada fin de semana se ofrecen allí conciertos, principalmente de Bach, pero también de otros repertorios.

Junto a la iglesia de Santo Tomás, se encuentra el Museo de Bach con el árbol genealógico, instrumentos y partituras originales, y una sala de audición, que permite escuchar sus más célebres composiciones a la carta. Las Casas de Mendelssohn -en la calle Goldschmidtstr- y de Schumann, en Inselstrasse, 18- ofrecen una visión intacta de las residencias de ambos músicos, vinculados a la fundación del Conservatorio de Leipzig, en 1843. Y de interés son también el Museo de los Intrumentos Musicales, en el complejo de museos Grassi, en la neurálgica plaza de Johahannisplatz, que atesora rarezas desde el Renacimiento al Romanticismo, y la Exposición Permanente El joven Wagner, en un recoleto sótano semioscuro, cuya máxima atracción es la deleitación simultánea de sus temas, a través de auriculares y en pantalla, interpretadas por las mejores orquestas del mundo.

El cielo sobre Leipzig

De enorme atractivo son los cuidados museos de carácter histórico, como el de la ciudad, en el bello edificio renacentista del antiguo Ayuntamiento, Altes Rathaus, o el esmerado Zeitgeschichtliches Forum, que reproduce curiosas escenas de la vida cotidianas en la antigua RDA. Pero todo el casco antiguo, donde se entremezclan edificios barrocos y modernistas con aluminio y hormigón del realismo soviético, es un museo a la intemperie. Destacan la elegante taberna Auerbachs Keller (Grimaische, 2-4), lugar predilecto de Goethe (cuya estatua mira atentamente desde el exterior del pasaje Mädler, en que se encuentra) y al que cita en un capítulo del Fausto, y el Café Arábigo (Kleine Fleischergasse, 4), el más antiguo de Alemania, de 1694, distribuido en varias plantas de madera crujiente. En él redactaba Schumann su célebre revista musical y sirvió de inspiración a Bach para su "Cantata del café". Uno de los referentes de su fina repostería es el leipziger lerche, un rico mazapán que antaño se rellenaba con carne de alondra, y que, desde su prohibición, conserva su lustrosa forma en dulce.

El cogollo histórico de Leipzig es muy reconocible y accesible a pie por estar flanqueado por la Augustusplatz y la Estación Central del ferrocarril. De un lado la espléndida y abierta plaza emblemática de la ciudad, donde destacan la Gewandhaus o Casa de la Ópera y la Torre Panorámica -uno de los hitos arquitectónico de la antigua RDA, de los años setenta, que ofrece, desde su tope, en la planta 29, con bar y restaurante a precios asequibles, una de las vistas de pájaro más hermosas de Leipzig-, y el espectacular edificio de la Estación Central, la más grande terminal de tren de Alemania, que data de 1915, hace ahora un siglo.

En dos esquinazos de la Marketplatz, entre ambos puntos, hay dos restaurantes de comida rápida de calidad: el Curry-cult y el Nord-see, de carne (salchichas y codillo) y pescado (arenque y salmón), respectivamente, que cierran a la caída de la noche. Merece la detención la calle Brühl, la antigua arteria de los comerciantes de pieles judíos, donde, en 2012, se creó el imponente mall Höfe am Brühll, en el lugar exacto en que nació Wagner, y para homenajearlo, una silueta dibujada en el cristal recuerda la fachada de la casa, ya inexistente. Brühll está repleta de detalles arquitectónicos que reflejan el sincretismo de la movida historia de la ciudad. La Hauptbanhohof o Estación Central cuenta, en sus tres plantas, con comercios y restaurantes de todo tipo. Junto al emblemático reloj que preside el espacioso hall, de una belleza austera, hay una cervecería con todas las marcas germanas muy recomendable para fumadores frioleros: un atípico y concurrido espacio libre de prohibición de humo.

A las afueras, a 30 minutos de tranvía al oeste de la ciudad, en el barrio de Plagwitz, se encuentra el atractivo complejo artístico de Spinnerei (Spinnereistr., 7; www.spinnerei.de, entrada gratuita). Una auténtica ciudadela, de diez hectáreas y más de 20 edificios de ladrillo rojizo, que, en el siglo XIX, estuvo destinada a la fabricación de algodón, con viviendas para los trabajadores, y que, a partir de 2005, casi sin retoques exteriores, se recicló como un centro de arte alternativo, con galerías de exposición, salón de actos, talleres y residencia para artistas plásticos de todo el mundo.

Por su tradición universitaria y musical, Leipzig es una ciudad con mucha animación nocturna. En casi todos los barrios, hay tabernas, pubs y pequeños restaurantes con sabor de época. Destacan algunas calles casi monográficas, como la larga Liebknechtstrasse, en torno al teatro del mismo nombre, de ambiente estudiantil; la Gottschedstrasse, de ambiente bohemio, y la Barfussgässchen, la más céntrica y recoleta, cuajada de elegantes restaurantes de corte romántico en semipenumbra, muchos de ellos con terraza, que, aún invierno, siguen tirando cerveza a raudales, bajo sombrillas de lona y entre abundantes lámparas de queroseno.

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