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MEDICINA Y Salud

Trastorno bipolar, la alternancia entre la euforia y la depresión

"Es un trastorno que puede controlarse y permite a las personas que lo padecen llevar una vida normal", afirma la psiquiatra Paz García-Portilla

Trastorno bipolar, la alternancia entre la euforia y la depresión

El trastorno bipolar es una alteración crónica del estado de ánimo que antaño se denominaba psicosis maníaco-depresiva. Los afectados sufren violentos saltos de la euforia a la depresión, y viceversa. "Es un trastorno que puede controlarse y permite a las personas que lo padecen llevar una vida normal", subraya la doctora Paz García-Portilla, investigadora y psiquiatra de la sanidad pública.

¿Qué es?

El trastorno bipolar es una alteración crónica del estado de ánimo, antiguamente conocido como psicosis maníaco-depresiva, que habitualmente se presenta en forma de episodios de alteración del estado del ánimo que alternan con periodos de normalidad. Los episodios anímicos pueden ser de tipo depresivo, de tipo maníaco o de tipo hipomaníaco.

Tipos.

Dependiendo de cómo se den en la persona hablamos de un trastorno bipolar tipo I (presencia de episodios de depresión y manía) o tipo II (episodios de depresión e hipomanía).

Síntomas.

Cuando el episodio es depresivo, los síntomas predominantes son el ánimo deprimido, la falta de interés y de ganas de hacer las cosas, la incapacidad para disfrutar, el cansancio, los problemas del sueño, la disminución del apetito... Cuando el episodio es maníaco, los síntomas más frecuentes son el ánimo eufórico, la irritabilidad, la hiperactividad y sensación de gran energía, la autoestima exagerada, la disminución de la necesidad de sueño y un habla muy acelerada. El episodio hipomaníaco es similar al maníaco, pero de menos intensidad (más leve).

Inicios.

Se inicia en la adolescencia-juventud e incluso durante la infancia, y habitualmente suele debutar en forma de depresión. Esto constituye un problema, ya que no tenemos los medios diagnósticos adecuados para diferenciar si la depresión que presenta una persona es una depresión sin más, unipolar, o es una depresión bipolar. La diferenciación es importante, ya que su tratamiento es distinto. Es más fácil de diagnosticar si el trastorno debuta con un episodio maníaco.

Prevalencia.

Aunque es difícil determinarla con exactitud, se estima que afecta a entre el 1 y 2 por ciento de la población. Esta prevalencia se ha mantenido más o menos estable a través del tiempo, y no se prevé un aumento en un futuro próximo.

¿Es hereditario?

Los trastornos mentales no son hereditarios en el sentido de otras enfermedades. Son enfermedades genéticamente complejas, en las que los genes heredados confieren "vulnerabilidad". Es decir, facilitan que si se dan otras circunstancias (abuso de sustancias, experiencias traumáticas y abuso en la infancia, y en menor medida acontecimientos vitales adversos) el trastorno se manifieste clínicamente.

Hombres y mujeres

El trastorno bipolar del tipo I es igual de frecuente en ambos sexos. El tipo II es más frecuente en mujeres.

Estilos de vida

Aparte del uso de sustancias, la desestructuración del ritmo sueño/vigilia desempeña un papel importante en este trastorno.

¿Cuándo ir al médico?

Existen dos tipos de señales: las que indican depresión y las que sugieren manía. Cuando una persona pierde el interés por las cosas, no le hace ilusión ni disfruta con las cosas que habitualmente le ilusionaban y le hacían disfrutar, no tiene ganas de relacionarse con los demás, le llama la cama y todo le cuesta un gran esfuerzo puede ser una señal de que está deprimido y de que debe acudir a su médico de cabecera.

Si, por el contrario, una persona empieza a no necesitar dormir (duerme sólo 3-4 horas al día), a estar más activo de lo habitual, con muchos planes irreales, habla mucho y muy rápido, y se irrita con facilidad puede ser una señal de que está apareciendo un cuadro maníaco que deberá ser confirmado por su médico de cabecera.

Manejo en primaria...

Los médicos de atención primaria tienen un papel muy importante en la detección precoz y en el seguimiento de forma coordinada con el psiquiatra.

...Y en especializada

Todos los pacientes con sospecha de trastorno bipolar deberían ser derivados al psiquiatra para la confirmación del diagnóstico, la instauración del plan de tratamiento y el seguimiento.

Tratamientos...

Las estrategias terapéuticas se basan en tres pilares: 1) detección precoz, cuando la enfermedad está apareciendo; 2) control de los síntomas que aparezcan; y 3) prevención de la aparición de nuevos episodios del estado de ánimo. Se utilizan estrategias farmacológicas y psicológicas.

En cuanto al tratamiento farmacológico, los estabilizadores del ánimo, que como su propio nombre indican estabilizan el ánimo dificultando que se deprima o se vuelva eufórico o irritable, son la base del tratamiento. El estabilizador más común es el litio, pero existen también otros fármacos. Si aparecen síntomas de manía, los fármacos a los que se recurre son los antipsicóticos, que tienen una potente acción antimaníaca. Si aparecen síntomas depresivos, no siempre es preciso utilizar fármacos antidepresivos, ya que la depresión bipolar no responde tan bien a ellos como la unipolar y tienen el inconveniente de que en algunos casos pueden precipitar un episodio maníaco.

Con respecto a los tratamientos psicológicos, la psicoeducación y la terapia de ritmos sociales son los dos tipos que han demostrado ser de utilidad para las personas con trastorno bipolar.

...¿Curación?

El objetivo del tratamiento en el momento actual es la desaparición de los síntomas y el funcionamiento normal de la persona. Hablar de curación resulta todavía un poco prematuro.

...Y prevención

El tratamiento nuclear del trastorno bipolar son los fármacos estabilizadores del ánimo. Son la única opción que ha demostrado tener eficacia en la prevención de nuevos episodios de la enfermedad.

En resumen...

Se trata de un trastorno mental que se inicia en la adolescencia-juventud. En unas ocasiones se manifiesta en forma de ánimo deprimido, en otras en forma de ánimo eufórico y/o irritable, y en otras ocasiones las personas que lo padecen están sin síntomas. Es un trastorno que puede controlarse y permite a las personas que lo padecen llevar una vida normal. Para ello es importante la identificación precoz y, ante signos de alerta, se debe consultar con el médico de atención primaria. También es imprescindible la instauración de tratamiento con un fármaco estabilizador que prevenga la aparición de los síntomas del estado de ánimo.

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