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Pedro Vera, azote de "lo cuñao"

El humorista gráfico de los 'Ranciofacts' satiriza el costumbrismo contemporáneo con la denuncia de los tópicos y la caricatura despiadada

>> LP / DLP

Es normal que el desprestigio de la política alcance a la familia política, de ahí el fenómeno del "cuñadismo". No está claro quién acuñó las nuevas acepciones del "cuñao", pero tiene sus teóricos y su definición. En el wikcionario, el diccionario electrónico de contenido libre, el "cuñao" es 1) persona que opina de forma categórica de un tema del que sabe poco o nada y (2) es persona que gusta de menospreciar los méritos ajenos, hacer bromas gastadas o llamar la atención de forma molesta, en la segunda.

El impío humorista gráfico Pedro Vera (San Pedro del Pinatar, Murcia, 1967) está haciendo semana a semana la Biblia y la Constitución (que nos hemos dado entre todos) del tópico y de "lo cuñao" en la revista El Jueves. El año pasado hizo de Ranciofacts el regalo navideño para treintañeros gozadores de la ordinariez española y este año ha regresado con Mi puto cuñado, su segunda recopilación. Prólogo del humorista y escritor Pepe Colubi.

Vera no llega ahora. Hace 20 años le atisbaron como candidato al "autor revelación" en el Salón del Cómic de Barcelona. En 1996 comenzó a publicar su serie Ortega y Pacheco en La Opinión de Murcia, del mismo grupo editorial que LA PROVINCIA / DLP. Colaboró en la revista Ruta 66 y creó Nick Platino. Con este personaje y con Ortega y Pacheco llegó al humor nacio-nal en El Jueves. Los Ranciofacts, su especialización satírica del costumbrismo español contemporáneo neocastizo, veterocas-poso y telebasurero, van a cum-plir cuatro años.

Vera es humorista en todos los sentidos. Su oído captura todas las frases hechas en cualquier atmósfera conversacional, sea la del bar, la del salón familiar, la del autobús... Su olfato percibe y distingue lo rancio. Su vista avizora cada situación rancia y sabe introducir en ella al personaje -anónimo o, mejor, famoso- adecuado para satirizarla y para hacerle la más cruel de las caricaturas posibles de cuerpo y de alma. Su gusto popular sazona con un humor fuerte y de mucha risa y el tacto, bueno, es mejor abolirlo: con tacto no se puede hacer este humor. Es muy esforzado ser Pedro Vera y buscar lo cuñao y lo rancio al pelo, al sobrepeso, las top models, la soltería, los problemas de pareja... Cualquier situación, problema, preocupación humana tiene ranciedades y puede contener trazas de cuñadismo.

Con ejemplos de las observaciones de Vera se entiende todo mejor:

Un cuñao (o un rancio) se refiere a la cerveza sin alcohol como cerveza "sin plomo" y a la cuenta del restaurante como "la multa", "la dolorosa", "el autógrafo" y cuando le llega pregunta "¿qué hemos roto". El cuñao, en una de las grandes cimas de su pensamiento, sabe que "el postre y el vino son lo que encarece". No siempre va descontento: hay bares donde "te tomas un par de cañas con tapa y sales comío".

Los bares de viejos no tienen clientes, tienen parroquianos.

El matasellos favorito de todo rancio es "te lo digo yo".

Son frases rancias:

-¿Mi casa? Es del banco.

-No ando muy católico.

-Mi mayor cualidad es saber trabajar en equipo.

-Además de verdad.

-La cagaste Burt Lancaster.

-A mí me da igual que suba la gasolina, yo siempre le echo 20 euros.

-No me gustan las mujeres con muchas tetas. Con más de dos me dan asco.

Cualquier personaje puede ser desguazado gráficamente en un contexto rancio: Bertín y Arévalo, claro, pero también Mark Knopfler o Mariano Medina, Ana Mato o Jane Fonda. Qué director artístico tan bueno es Vera: qué repartos y qué cameos.

Hay mucha teoría de "lo cuñao", incluso un manifiesto. Hay quienes lo relacionan con el machismo básico, y hasta los que defienden que el cuñadismo es masculino: "Mucha igualdad, pero bien que os gusta entrar gratis en la discoteca".

Tiene que ver con las tradi- ciones de "esto siempre se hizo así". También con un derechis- mo barato de marca blanca: "Vosotros, muy de izquierdas pero bien que coméis gambas" o "mucho indignarse y luego todos con su iPhone".

Las redes sociales son foros de denuncia de todo tópico contemporáneo, de toda expresión rancia, de cualquier pensamiento "cuñao" con su falsa experiencia, su repetición de conocimientos sin contrastar o sus obviedades bobas. Es "cuñao" decir "hay que reconocer que Joaquín Sabina es un poeta", pero también hay que reconocer (y no se hace) que su canción Como te digo una co te digo la o (1999) es el padrenuestro del cuñadismo femenino que rima un tópico tras otro en una charla de playa de 150 versos.

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