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El cáncer más frecuente entre las mujeres

El cáncer más frecuente entre las mujeres

El cáncer de mama ha sido en los últimos 30 años el que más interés ha suscitado entre los investigadores, sobre todo en el ámbito de la prevención, pero también en el tratamiento. Merece atención porque es el más frecuente en las mujeres y porque durante el siglo pasado aumentaba año a año de manera inquietante en los países occidentales. Parecía que no había manera de pararlo, estábamos angustiados porque no conocíamos bien qué lo estaba produciendo. Tenía que ha- ber algo ambiental, puesto que en los países pobres apenas ha-bía cáncer de mama, mientras observábamos que en los ricos las inmigrantes en dos generacio-nes tenían la misma tasa que las autóctonas.

Pronto se supo que la edad de la menarquia es determinante. Es frecuente decir que la pubertad es cada vez más temprana, pero hay pocos datos firmes que lo avalen. Un estudio sobre 227 adolescentes y sus madres realizado en Madrid confirmó un pequeño adelanto de medio año entre las dos cohortes (12,8 y 12,2). Es posible que la obesidad sea una de las causas. La alimentación infantil influye mucho en cómo va a ser el adulto. Comer más proteínas y grasas nos hizo más altos. En España, en el siglo XIX un buen porcentaje de los llamados a quintas no alcanzaba la estatura, entonces, si no recuerdo mal, 1,60. La alimentación entonces era pobre y muy escasa en proteínas. Ahora asombra ver la altura que alcanzan los hijos de padres bajos. Curiosamente, ser más alta comporta más riesgo de cáncer de mama. No se sabe muy bien por qué, quizá tenga que ver con una mayor exposición a hormonas de crecimiento. Los estudios nos dicen que por cada 5 centímetros de altura que se ganan, se incrementa el riesgo de cáncer de mama postmenopáusico en un 11%. Deben saber que son biológicamente algo diferentes los cánceres que ocurren antes y después de la menopausia, lo que va a influir en muchas cosas, entre ellas, la utilidad del diagnóstico precoz. También las hormonas, los estrógenos, se cree que están implicadas en la elevación del riesgo por la pubertad precoz. Una teoría apunta a que es debido a que esas mamas se someten antes a la influencia hormonal, cuando las células son aún frágiles. Algo parecido pasa en el cáncer de pulmón: el riesgo del tabaco se multiplica por dos si se empieza a fumar antes de los 16 años. Es porque las células de los adolescentes son más inestables, más vulnerables a la mutación. Además, volviendo al de mama, cuanto antes se tenga la menarquia, más años de exposición a estrógenos. Prácticamente ya no hay duda de que los estrógenos facilitan el cáncer de mama postmenopáusico, pero no tanto el premenopáusico.

Si el peso pudo adelantar la menarquia, también en la edad adulta afecta al riesgo de cáncer. Ya son muchos los estudios que demuestran que las mujeres obesas tienen más riesgo de cáncer de mama, pero sólo postmenopáusico. Quizá porque están sometidas a un baño hormonal mayor: las grasas producen estrógenos. Otra razón contribuyente es la inflamación crónica que producen la grasa y el sobrepeso. La inflamación se cree que es un factor de riesgo para muchos cánceres, de ahí el posible papel preventivo de los antiinflamatorios.

Muchas veces nos olvidamos de que el alcohol forma parte de la dieta. Cada gramo de alcohol aporta 7 kcal, sólo 2 menos que uno de grasa y casi 3 más que las proteínas y los hidratos de carbono. Así que, además de sus efectos levemente beneficiosos a dosis moderadas y nefastos a dosis altas, el alcohol engorda, y mucho. Un vaso de vino tiene unas 210 kcal, como lo que se gasta caminando 35 minutos a buen paso. Por cada vaso de vino extra cuando se excede el máximo de dos recomendable, se incrementa el riesgo de cáncer de mama en un 10%. Casi el 11% de los cánceres de mama en nuestro medio se deben al alcohol. No está claro cómo lo produce, puede ser como solvente que facilita la entrada de cancerígenos o por los propios metabolitos del alcohol.

Para protegerse del cáncer de mama lo mejor es hacer una vida higiénica. Dar de mamar es un buen consejo de salud y protege. También es recomendable, si se desea tener descendencia, hacerlo cuanto antes. Protege. Creemos que es porque esas mamas han madurado, de manera que las células son desde entonces menos vulnerables.

Hace años teníamos una actitud más fatalista en la prevención del cáncer de mama. Ahora sabemos que algo se puede hacer para prevenir. Y con sus limitaciones, la detección precoz entre los 50 y 70 años consigue reducir la mortalidad. Además, los tratamientos han mejorado mucho. Hace 40 años, sólo el 40% lograba vivir 5 años, ahora lo consigue más del 80%. En pocos cánceres se ha logrado tanta mejoría.

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