La Provincia - Diario de Las Palmas

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"Los datos que se habían aportado sobre esta figura eran erróneos"

Carlos Millán analiza los aspectos más importantes de su minuciosa investigación sobre este prelado que ejerció de obispo de Canarias durante cinco años trascendentales. El investigador aborda elementos que van de la sociedad al arte.

¿Por qué no es tan conocido fray Juan de Alzolarás como otros obispos de Canarias?

Hasta la publicación del libro, fray Juan de Alzolarás, no existía, ni a nivel nacional ni en Canarias, ninguna investigación concreta sobre este importante prelado. Los datos que los historiadores aportaban eran, generalmente, erróneos o incompletos. No se había realizado estudio alguno basado en fuentes documentales. Se le citaba siguiendo los escuetos comentarios de la obra de Viera y Clavijo, que reproducía las referencias del historiador de la Orden de San Jerónimo, el P. Sigüenza, prior del monasterio de El Escorial en tiempos de Felipe II. Por otra parte, el período histórico que le correspondió ser obispo de Canarias, entre 1568 y1574, no ha sido aún totalmente analizado a pesar de la considerable fuente documental existente en diversos archivos tanto en Canarias como en la península.

¿Cómo fue su relación con el Papa durante su mandato?

A la Corona le correspondía el derecho de presentación de obispos al Papa. Fray Juan de Alzolarás ya era arzobispo de Santo Domingo en la isla de La Española entre 1565 y1568, cuando de nuevo es presentado por el rey Felipe II al Romano Pontífice, como obispo de Canarias. No mostró el Papa objeción alguna a las propuestas a estas dos sedes a favor de fray Juan de Alzolarás, del que ya manejaba bastante información favorable como predicador y general de la Orden de San Jerónimo.

¿Cuáles fueron sus funciones como capellán menor del rey?

Utilizaba la expresión de capellán menor del rey como acto de sencillez y modestia. Fray Juan de Alzolarás continúa denominándose capellán menor, siendo General de la Orden, arzobispo de Santo Domingo, del que dependía el Obispado de la Concepción de la Vega unido en aquella época al arzobispado y el Obispado de Puerto Rico, y como obispo de Canarias. Con la expresión capellán menor del rey pretendía fray Juan de Alzolarás hacer referencia a su cercanía con el Rey, al vínculo tan cercano que tuvo con la Corte.

Usted hace bastante hincapié en la importancia del portapaz de la catedral de arte renacentista. ¿Cuáles son los elementos que la convierten en una obra maestra tan especial?

Es una joya de plata dorada y esmaltes translúcidos, que ha permanecido en Las Palmas desde que la trajo fray Juan de Alzolarás a Canarias y que encierra, principalmente, el recuerdo de este obispo, varios siglos después de su muerte. Representa la Crucifixión, dentro de la Pasión en la que el orfebre se desenvuelve con soltura al realizar las imágenes, a pesar de la dificultad del reducido tamaño del portapaz. En el libro se recogen los aspectos artísticos del portapaz, como pieza única y singular.

Alzolarás es un apellido importante en el País Vasco. ¿Cuáles son los miembros de esta familiaa más destacados?

En la publicación se aclara la genealogía de fray Juan de Alzolarás, acontecimientos y relaciones de sus familiares con la Iglesia, el comercio las ferrerías y la Corte. Son numerosos los familiares de fray Juan y múltiples las uniones de los Alzolarás con otros linajes. Entre otros podemos citar el de Sasiola, que fue el apellido del obispo Jofre de Sasiola, natural de Deba, Guipúzcoa, y que fue el primer embajador español en Inglaterra. También el de Amilibia, Unceta o Guevara, hijo del conde de Oñate. También los hubo con los Zavala y Olózaga, cuyo cuñado fue el contador Juan de Olózaga, elegido en Guipúzcoa para escoltar al condestable de Castilla en la entrega de los hijos de Francisco l, rey de Francia. También destaca la unión de algunos Alzolarás con la familia de San Ignacio de Loyola. Por enlace matrimonial se produce la unión de dos familias diferentes que, en el siglo XVI, usaban en el mismo territorio el apellido Alzolarás, cuando María de Olózaga López de Alzolarás-Yuso, que era unas de las sobrinas del Obispo, contrae matrimonio con Juan de Idiacaiz, Señor de Alzolarás.

Usted se centra bastante en las cartas que escribió a Carlos I y Felipe II. ¿Qué información de relevancia aportan?

La correspondencia de fray Juan de Alzolarás con el rey Felipe II es de gran importancia, incorporándose en la publicación documentos que permanecían inéditos hasta ahora y que permiten conocer la situación de Canarias en aquellas fechas y las necesidades más apremiantes. En sus cartas, fray Juan de Alzolarás analiza y expone con gran precisión al Rey los acontecimientos que se producen en las islas durante su pontificado. No tiene reparo en expresarse sin excesivo ceremonial, tratando de ir al asunto directamente para lograr del monarca una respuesta firme y adecuada. Conoce al rey y sabe que la claridad y precisión en la exposición es indispensable para un monarca que personalmente leía toda la correspondencia que le llegaba de todos los rincones de sus innumerables reinos.

¿Y qué relevancia tiene de cara a la historia de las Islas?

Las cartas y otros documentos encontrados en los archivos estatales, como las respuestas del rey a las demandas del Obispo de Canarias, son un material sumamente valioso para conocer con detalle un período destacado de la historia de Canarias. Conviene leer pausadamente las cartas para profundizar en cuestiones muy diversas, que afectan tanto a la defensa de las islas o al ejercicio de cargos públicos como a la rectitud del clero, etc. Es interesante comprobar cómo, tras la muerte de fray Juan de Alzolarás, no tiene favorable acogida la propuesta de nombramiento de un nuevo obispo a favor de un inquisidor que solicita el Cabildo de Gran Canaria al Rey, precisamente por la información previa aportada por el obispo al monarca.

¿Cómo se puede definir su carácter desde el punto de vista de sus súbditos en la iglesia?

De buen carácter, prudente, comedido y muy humilde respecto a sus vínculos anteriores con la Corte en tiempos del emperador Carlos V y del rey Felipe II, fray Juan de Alzolarás supo integrarse, como apacible pastor de almas, en la Iglesia de Canarias, promoviendo la evangelización y felicidad de los habitantes de su diócesis.

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