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Dos grandes trasatlánticos y un mismo destino

La sombra del Titanic resultó tan alargada que ha ensombrecido otros naufragios tan dramáticos como el que provocó el hundimiento de ese famoso trasatlántico británico al chocar contra un iceberg, y así, casi a hurtadillas, la Historia ha pasado por alto otros desastres como el que tuvo lugar el 5 de marzo de 1916 cerca de la costa de Brasil, y en el que perdieron la vida 452 personas.

La realidad es que el Príncipe de Asturias guarda un gran parecido con el Titanic y no sólo en su triste final. Tanto este buque español como el inglés fueron ensamblados en las Islas Británicas. La naviera Pinillos quería empezar a transportar pasajeros hacia América y encargó dos navíos de gran porte y mucho lujo.

La prensa de entonces recoge la botadura del Príncipe de Asturias el 30 de abril de 1914 en los astilleros Kingston, de Glasgow, y lo describe como uno de los navíos españoles más lujosos del momento: "Tenía hermosísimos salones de música con una bien surtida biblioteca, camarotes compuestos de sala, dormitorio, cuarto de baño, tocador y wáter, con instalación de luz eléctrica y timbres". Un viaje en este barco valía unas 3.000 pesetas, más impuestos.

Por su parte, el Titanic fue construido en Belfast en 1911 y siempre ha sido considerado el buque más lujoso de su tiempo. Tenía gimnasios, piscina climatizada, un café de estilo parisino, cubiertas de paseo privadas y una sala de escritura y lectura en la que los caballeros más ricos podían acudir para descansar frente a una chimenea. Los camarotes de primera clase estaban entre los más bellos de la época, y el precio de uno de estos billetes superaba los 4.000 dólares americanos.

Los dos buques acabaron en el fondo del mar por la mala visibilidad que había en las noches en las que navegaban por el Atlántico. En el caso del Príncipe de Asturias el casco del barco chocó contra un arrecife y en cinco minutos se hundió, perdiendo la vida la mayor parte de los viajeros que en estos momentos se encontraban durmiendo en sus camarotes. Sólo salvaron sus vidas los que estaban en cubierta, el barco estaba tan cerca de la costa que los escasos supervivientes llegaron nadando hasta la orilla. El capitán y otro oficial salieron ilesos, pero al sentir tanta culpa por lo ocurrido optaron por pegarse un tiro.

En cuanto al Titanic ya se sabe que un iceberg hizo zozobrar a esta magnífica embarcación, un buque del que nadie sospechaba que llegara a tener este fin. Eso ocurrió en la noche del 14 de abril de 1912.

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